¿Un poco paletos?
Ya está bien de comprar todo lo que Estados Unidos hollywoodiza para dárnoslo mascadito como una película de esas de romper taquilla
Ya está bien de comprar todo lo que Estados Unidos hollywoodiza para dárnoslo mascadito como una película de esas de romper taquilla
Estoy cansada. Hasta las narices. Y el moño. Vamos, que estoy lo que se dice hartita. Así me tiene el tema Kennedy. Que parece que no haya ocurrido otra cosa en el mundo en los últimos días. ¡Oh! Lo asesinaron tal día como pasado mañana. Y como mañana. Y como hoy. Y como ayer. Y como antes de ayer. Y así una semana entera conmemorando la efeméride por delante y por detrás.
Que la peli de Zapruder se repite más que “Siete novias para Siete hermanos” en Navidad. Que ya no quedan teorías conspirativas que inventarse. Que no puede ser que este año hayamos convertido en portada de los medios de comunicación unas fotografías realizadas por un viajante de comercio que justo ese día estaba en la plaza Dealey y que ¡oh maravilla de las maravillas! (cáptese el modo ironía ‘on’) nos muestran a un Kennedy sonriente, allá a lo lejos entre cabezas, momentos antes de recibir el balazo. Una imagen inédita, sí señor. Eso es noticia, hombre. Eso es noticia. De portada además.
Que basta ya, señores. Que ya está bien de comprar todo lo que Estados Unidos hollywoodiza para dárnoslo mascadito como una película de esas de romper taquilla. Que ellos lo envuelven muy bien, pero nosotros tenemos más y mejores héroes y villanos. Que resulta que conocemos su historia y geografía mejor incluso que la nuestra. Que decimos que algo ha ocurrido en Kentucky, Texas o Palo Alto como si fuera Cuenca; y, en cambio, siempre será Marsella –Francia–, Liverpool –Inglaterra– o Hamburgo –Alemania–.
La dominación cultural no sólo es cosa de abrir McDonalds por el mundo. Se trata de homogeneizar pensamientos y extender un conocimiento único. ¿Les suena?
Y ahora no me llamen paleta. Que los veo venir. Lo que tengo es envidia. Si supiéramos empaquetar las cosas la mitad de bien que ellos otro gallo cantaría.