Scatland
El líder nacionalista escocés Alex Salmond ha afirmado que una Escocia independiente será bienvenida con entusiasmo como nuevo miembro de la Unión Europea. ¿Por qué? Porque lo dice él.
El líder nacionalista escocés Alex Salmond ha afirmado que una Escocia independiente será bienvenida con entusiasmo como nuevo miembro de la Unión Europea. ¿Por qué? Porque lo dice él.
El líder nacionalista escocés Alex Salmond ha afirmado que una Escocia independiente será bienvenida con entusiasmo como nuevo miembro de la Unión Europea. ¿Por qué? Porque lo dice él.
También ha asegurado que el sentido común se impondrá y que mantendrá la libra como moneda. ¿Por qué? Porque lo afirma él. Asimismo, reiteró su confianza en que la OTAN admita a Escocia como miembro de pleno derecho, aunque quiera sacar de su territorio los misiles-chicle Trident allí ubicados. ¿Por qué? Palabra de Salmond, alabado sea este señor.
Este discurso voluntarista tiene su paralelismo en Cataluña, y no es raro escuchar a Oriol Junqueras o al propio Artur Mas afirmar cosas similares en su camino a la independencia a la carta, en el que sólo sucederán cosas buenas. Todo ventajas, ningún inconveniente. Por muy naif o engañosamente bocetado que resulte ese dibujo de la independencia, lo relevante es que esta ya no es sólo una cuestión de políticos, sino que ha arraigado en la sociedad y que el de la independencia empieza a ser un tema que enrarece las relaciones al menor atisbo de discrepancia.
Las personas tienen dos grandes motivos para movilizarse: el cabreo y la ilusión. Los ideólogos de la independencia han tenido la habilidad de alimentar un cabreo (España nos roba, da igual la dosis de verdad) para hacerlo desembocar en una ilusión (la independencia que solucionará todos los males). Y, frente a ello, un discurso basado en el miedo en lugar de una propuesta ilusionante para seguir unidos.
El problema de Cataluña está en Escocia y en la capacidad de maniobra del Reino Unido para dejar en fuera de juego internacional a una Escocia independiente y, en consecuencia, a quienes le sigan en ese juego. Pero que nadie se desanime, que no será París, pero siempre nos quedara Scatland. Y si se une otro más, Euscatland.