Todo va a ir bien
Son tiempos raros donde el optimismo ya no forma parte de la rutina y sacar una sonrisa al compañero de trabajo, al vecino del quinto o al joven licenciado es casi una heroicidad
Son tiempos raros donde el optimismo ya no forma parte de la rutina y sacar una sonrisa al compañero de trabajo, al vecino del quinto o al joven licenciado es casi una heroicidad
Son tiempos convulso los que vivimos, e incluso para todos aquellos que suelen ver la vida como la botella medio llena del refrán, se hace muy cuesta arriba despertar por la mañana sin saber si ese día formarás parte de un ERE o si el banco que antes te regalaba el dinero ahora no te perdona un descubierto.
Son tiempos raros donde el optimismo ya no forma parte de la rutina y sacar una sonrisa al compañero de trabajo, al vecino del quinto o al joven licenciado con billete solo de ida hacia un horizonte laboral fuera de España es casi una heroicidad.
Son tiempos duros cuando descubres que en España hay muchos niños que se van a la cama sin cenar, como cuenta el padre Ángel. Y no como resultado de un castigo sino porque no hay nada en la nevera. A lo sumo un vaso de leche y del tiempo porque calentarla en el microondas es más gasto de electricidad.
Pero con todo y con eso, y frente al desaliento que parece que en demasiadas ocasiones se instala muy cerquita de cada uno, hay que recuperar y «reaprender» a mirar hacia adelante. Mejor dicho, levantar la vista y confiar como dice el cartel del edificio que «todo va a ir bien».