#EmpleoJoven
El empleo juvenil sigue siendo uno de los grandes problemas políticos de España, pero no el más dramático de todos los problemas que se refieren al empleo
El empleo juvenil sigue siendo uno de los grandes problemas políticos de España, pero no el más dramático de todos los problemas que se refieren al empleo
La Ministra reformista del gobierno de España, Fátima Báñez está en Bruselas para sellar el pacto que permitirá a España recibir 1.800 millones de euros en ayudas para fomentar el empleo juvenil. En principio las ayudas serían para los años 2014-15, pero ella insiste en que lleguen antes. El empleo juvenil sigue siendo uno de los grandes problemas “políticos” de España, cuando a mi juicio es un problema, sí, pero no el más dramático de todos los problemas que se refieren al empleo.
Es peor tener entre 35 y 50 años, familia, hipoteca y estar en el paro sin nada que llevar a la boca de tus hijos. Y mucho peor, sin posibilidades ciertas de conseguir empleo razonablemente pagado. Las ayudas para el empleo juvenil irán destinadas a aquellas empresas que se han quedado en las espinas tras la crisis. Estas empresas que, habiendo subsistido al tsunami empezarán a contratar a gente joven con desgravaciones. Y está muy bien… ¿pero que pasa con los millones de hombres y mujeres con familias que no pueden acceder a un trabajo?
En Estados Unidos la semana pasada conocimos el dato del desempleo, un 7%. El nivel mas bajo de los últimos 5 años. El desempleo joven en Estados Unidos – hasta los 29 años- está en el 18%, y el juvenil -hasta los 20 años- en el 23%. En España prácticamente doblamos la cifra de Estados Unidos, pero históricamente siempre hemos prácticamente doblado la cifra de desempleo joven frente a la media de la Unión Europea. En España los jóvenes o estudiaban o trabajaban, no hacen –hacían- las dos cosas a la vez como es habitual en otros países europeos y desde luego en Estados Unidos. Esta fórmula de estudiar y trabajar obliga a regular los famosos minijobs, esos a los que en España tenemos tiña, pero que en el resto del mundo occidental permite a los jóvenes insertarse en el mercado laboral mientras se forman.
La Ministra quiere mas dinero, y lo quiere antes. La Ministra tiene razón, pero al mismo tiempo no se puede olvidar de los padres de estos chicos, que también están en el paro, y que conforman la clase media -cada vez menos media- de España.