Yihadismo europeo. El origen del problema
Empleando la clásica fórmula de Clausewitz, puede afirmarse que también el yihadismo es la continuación de la política por otros medios: del radicalismo islámico, en este caso.
Empleando la clásica fórmula de Clausewitz, puede afirmarse que también el yihadismo es la continuación de la política por otros medios: del radicalismo islámico, en este caso.
Empleando la clásica fórmula de Clausewitz, puede afirmarse que también el yihadismo es la continuación de la política por otros medios: del radicalismo islámico, en este caso. El terrorismo es sólo el instrumento de esta ideología, que es la que justifica, legitima y da sentido a los crímenes islamistas.
Por eso aunque Al Qaeda ha sufrido duros golpes, se siguen descubriendo planes terroristas: lo hacen porque el islamismo ideológico del que surgen no sólo no ha retrocedido, sino que avanza, también en Europa. Lo hace a lomos de la islamización del Viejo Continente de los últimos años: el número de mezquitas ha crecido hasta las 6.000 conocidas hoy, desde las ubicadas en garajes o tiendas hasta mega-mezquitas construidas o proyectadas en todas las capitales europeas. Sólo la de Varsovia tendrá cabida para cuatro mil fieles.
Es verdad que resulta erróneo equiparar Islam con terrorismo. Pero también es cierto que el yihadismo ideológico está avanzando allí donde lo hacen las comunidades islámicas: donde éstas no son fundamentalistas, obstaculizan a las autoridades, amparando y protegiendo a imanes y fieles radicales de las leyes del estado de derecho europeo.
El resultado es que hoy Europa incluso exporta terroristas: a Irak, Libia o Siria. Dos mil yihadistas procedentes de Europa combaten hoy en las milicias islamistas en el último de esos países. Que se sepa, al menos dos docenas de ellos son españoles. Si no mueren allí, en algún momento regresarán con la experiencia adquirida.
Ante esta situación, fuerzas de seguridad y servicios de información de todo el continente monitorizan mezquitas y centros culturales, controlan a sujetos peligrosos y trazan relaciones internacionales. La policía descubre y aborta atentados de mayor o menor envergadura. Pero todos ellos actúan sobre el instrumento, sobre el medio, sobre el final del proceso. Por eso no terminan de frenarlo. El problema, anterior, es el de la extensión de la ideología islamista, con la cobertura de las comunidades islámicas y la suicida pasividad social e institucional europea. Ése es el origen del problema.