Bacterias
Los escritores cada vez tienen menos claro cuál es su papel en este tinglado. ¿Para qué sirven los escritores, los críticos, los poetas, los filósofos, los periodistas, los intelectuales?
Los escritores cada vez tienen menos claro cuál es su papel en este tinglado. ¿Para qué sirven los escritores, los críticos, los poetas, los filósofos, los periodistas, los intelectuales?
A los humanistas les está costando mucho trabajo encontrar su lugar en esta nueva sociedad supertecnológica e hipermercantilizada. Los escritores cada vez tienen menos claro cuál es su papel en este tinglado. ¿Deben explicar el mundo en sus libros? ¿Deben erigirse en conciencia de su tiempo? ¿O bastante tienen con entretener? Nadie sabe nada. Lo único cierto es que ningún editor en su sano juicio publicaría hoy ‘El ruido y la furia’, de William Faulkner.
Por su parte, los profesores de literatura asisten perplejos a su desprestigio como materia académica. En la universidad se les anima a que participen en proyectos de investigación atractivos para la empresa privada. Se les pide, en una palabra, que dejen de ser una carga y busquen vías de financiación privada, porque los tiempos en los que el Estado financiaba los saberes poco rentables pertenecen al pasado.
¿Para qué sirven las humanidades? ¿Para qué sirven los escritores, los críticos, los poetas, los filósofos, los periodistas, los intelectuales? Mike Duggan, el nuevo alcalde de Detroit, acaba de contestar estas preguntas. Acuciado por la bancarrota de su ciudad, que en otro tiempo fue símbolo de la prosperidad capitalista, Duggan ha ofrecido casas gratis a poetas, escritores y periodistas con la condición de que regeneren la vida cultural de los barrios en los que se instalen.
El nuevo año no podía haber empezar mejor para los escritores. Acaban de descubrir su papel en el nuevo mundo. Su función no es explicarlo, sino regenerarlo tras los excesos o las contradicciones del sistema. Los escritores del futuro serán como esas maravillosas bacterias que se alimentan de petróleo y que sirven para remediar los vertidos de fuel en el océano. Cuando una ciudad haya sido devastada por la especulación salvaje o el crecimiento insostenible, un enjambre de poetas la hará de nuevo atractiva al inversor.