Pelvis-Manía
Merkel ha comprobado en su propia pelvis las consecuencias de la austeridad. Su accidente ha tenido que ver con la fatiga de material de sus esquíes, que llevaban a los pies de la canciller, cual si una metáfora de Europa se tratara, más de 25 años
Merkel ha comprobado en su propia pelvis las consecuencias de la austeridad. Su accidente ha tenido que ver con la fatiga de material de sus esquíes, que llevaban a los pies de la canciller, cual si una metáfora de Europa se tratara, más de 25 años
Nunca Europa estuvo tan pendiente de una pelvis. No se recuerda tal expectación ni cuando “Elvis the Pelvis” enloquecía adolescentes con el movimiento de sus caderas al ritmo de Hound dog.
Angela Merkel ha sufrido una rotura pélvica como consecuencia de una caída cuando practicaba esquí de fondo. Y, como consecuencia de ello, en Europa ha nacido una nueva pelvis-manía, en la medida en que no sabemos valorar qué consecuencias puede tener dicha fractura en las políticas de la Unión Europea. Doña Angela es bien conocida por ser la máxima impulsora de la austeridad y los recortes, de tal forma que, cada vez más, los presupuestos de algunos países son una suerte de patchwork en que los retales presupuestarios no cubren las necesidades de muchos ciudadanos. Algunos pensarán que relacionar ambas cuestiones, pelvis germana y políticas europeas, es algo que sólo puede plantear una mente transtornada como la mía. Y, si bien es cierto que mi mente se halla en ese estado, no lo es menos que no se debe a este análisis que estoy planteando, sino a otras razones que ahora no vienen al caso.
Me explico: Angela Merkel ha comprobado en su propia pelvis las fatales consecuencias de la austeridad, ya que, según informan algunos medios, su accidente ha tenido que ver con la “fatiga de material” de sus veteranos esquíes, que llevaban a los pies de la canciller alemana, cual si una metáfora de Europa se tratara, más de 25 años. Sus viejos esquíes de madera han dicho basta y se han plantado haciendo saltar por los aires a su dueña, en una suerte de huelga de celo para exigir la jubilación que ella aplaza a los ciudadanos de media Unión. Por eso nos hemos vuelto pelvis-maníacos, porque tenemos la esperanza de que la señora Merkel tome nota de esta lección, aunque, conociendo al personaje, mucho nos tememos que renuncie al esquí antes que ampliar el presupuesto para invertir en unas nuevas tablas.