La osa y la Infanta
La diferencia es que la fractura de Merkel cicatrizará en unas semanas y la de la Monarquía amenaza con enquistarse.
La diferencia es que la fractura de Merkel cicatrizará en unas semanas y la de la Monarquía amenaza con enquistarse.
Todos llevamos un meteorólogo dentro, lo cual viene muy bien para las conversaciones de ascensor. Hemos pasado de despedir 2013 con la ciclogénesis explosiva a recibir el año nuevo con el vórtice polar. Hablar de si llueve o hace sol no tiene nada de glamour. Sin embargo, discutir sobre la intensidad del vórtice polar y sus efectos nos da ese aire de ciudadano informado tan de moda estos días.
Cierto es que lo de EEUU nos pilla un poco más lejos pero, personalmente, me siento identificada con Anana, la osa polar que se ha resfriado en el zoo de Chicago. Sí. Yo también he empezado el año con una bonita gripe. Y sí. A veces las «chicarronas del norte» cogemos frío por mucho que se empeñen los de la meseta en lo contrario.
Tampoco está empezando bien el mes de enero para Ángela Merkel. La Canciller se ha fracturado la pelvis practicando esquí y ha tenido que suspender buena parte de su agenda. Pero tranquilos. Si alguno pensaba que Merkel iba a estar fuera de juego una temporada que se olvide. Ya hemos podido verla en muletas asistiendo a la recepción infantil de los Reyes Magos.
La imagen, se pueden imaginar, ha dado mucho juego en las redes sociales. El comentario más repetido ha sido el de «la vieja Europa ya no se tiene en pie» o «la locomotora de Europa se fractura», y así cientos y cientos de tuits… Seguro que quien mejor comprende a la Canciller estos días es el Rey. Sobre todo por lo de las muletas, el reposo obligado y la agenda reducida. La diferencia es que la fractura de Merkel cicatrizará en unas semanas y la de la Monarquía amenaza con enquistarse. Y lo digo porque en breve veremos a la Infanta Cristina declarando ante la justicia. Dicen que por voluntad propia, aunque la realidad dista mucho del argumentario de Zarzuela.
Pase lo que pase, será otra foto para la historia y demostrará que siempre hay una primera vez para todo y, lo más importante. Que nadie está por encima de la Ley. Un mensaje que, desde luego, no viene nada mal a tenor del justificado cabreo ciudadano que reflejan las encuestas a diario.
Sin ánimo de frivolizar, y por recordar de nuevo a Anana, parece claro que una Infanta no es inmune a la justicia, del mismo modo que una osa polar puede caer víctima de la gripe. Para ninguna de las dos cosas hay vacuna.