Provocadoras
Miren a estas mujeres. Todas ellas van provocando. Con esas vestimentas atrevidas qué otra cosa se le podría pasar por la cabeza a cualquier macho machote que pensar en violarlas. No se escandalicen. Hay hombres que piensan así. Y también mujeres.
Miren a estas mujeres. Todas ellas van provocando. Con esas vestimentas atrevidas qué otra cosa se le podría pasar por la cabeza a cualquier macho machote que pensar en violarlas. No se escandalicen. Hay hombres que piensan así. Y también mujeres.
Miren a estas mujeres. Todas ellas van provocando. Provocando a los hombres, claro. Con esas vestimentas atrevidas qué otra cosa se le podría pasar por la cabeza a cualquier macho machote que pensar en violarlas. No se escandalicen. Hay hombres que piensan así. Y también mujeres. Asha Mirge, persona de género femenino y miembro de la Comisión por los Derechos de la Mujer en Maharashtra, India, ha dicho que las violaciones en su país (miles al año) se deben al «comportamiento» o la «vestimenta» de la mujer.
Provocando iba la chica de 23 años violada hasta la muerte por seis hombres en un autobús. U otra joven, casi adolescente, que se suicidó después de que la obligaran a casarse con uno de sus tres violadores. La India empieza a reaccionar ante estos crímenes. Son los casos más visibles, pero sólo la punta del iceberg de lo que está sucediendo con las mujeres en Asia.
En el continente asiático hay 100 millones de mujeres que no están, según cálculos de la ONU. Son niñas que no han nacido o sospechosamente muertas en sus primeros años de vida. Muertas o suicidadas tras una violación. O «quemadas por fogón»: mujeres a las que sus maridos les prenden fuego en la cocina cuando las familias de las chicas ya no pueden seguir pagando sus caprichos: televisión último modelo, una moto, o aire acondicionado. 25.000 mujeres son asesinadas cada año en la India para conseguir una nueva esposa cuya familia siga pagando.
Las dotes, por cierto, están prohibidas. Como las ecografías. India, China, Vietnam y Nepal prohíben informar del sexo del feto. Pero el negocio es tan rentable que «vuelvan el viernes» significa «es niña» (Friday, F de femenino) y «vuelvan el lunes», niño (monday, M de man). Un anuncio de un centro médico decía «gaste hoy 5.000 rupias y ahorre 500.000 mañana»: el precio de un aborto frente a lo que cuesta mantener a una hija. Si no se puede pagar se «soluciona» tras el parto, o se recurre al infanticidio lento: las niñas son víctimas de negligencias más o menos deliberadas; menos medicinas y comida. En regiones ricas, como Punjab, mueren 4 niñas por cada niño.
Todas se lo merecen, claro.
Por ir provocando. Como las mujeres de la fotografía.