El hijo del hombre
-No creas a quienes dicen que puedes controlar tu vida, chico. -Lo dicen a todas horas. -Mienten. -¿Siempre? -Siempre, chico. -¿Por qué? -Si te convencen de que controlas tu vida, les das el poder de controlarte.
-No creas a quienes dicen que puedes controlar tu vida, chico.
-Lo dicen a todas horas.
-Mienten.
-¿Siempre?
-Siempre, chico.
-¿Por qué?
-Si te convencen de que controlas tu vida, les das el poder de controlarte.
-No creas a quienes dicen que puedes controlar tu vida, chico.
-Lo dicen a todas horas.
-Mienten.
-¿Siempre?
-Siempre, chico.
-¿Por qué?
-Si te convencen de que controlas tu vida, les das el poder de controlarte.
-¿Por qué?
-Te dirán qué debes hacer para controlarla y te harán creer que eres libre.
-¿No soy libre?
-Ahora eres libre. Si les haces caso, serás su esclavo.
-No quiero ser esclavo y quiero controlar mi vida.
-¿Has visto estas fotos?
-Sí.
-Incendios, heladas, tormentas cósmicas, guerras.
-¿Tú puedes controlar una tormenta cósmica?
-No.
-Ellos tampoco.
-¿Sabes si seguirás vivo mañana?
-No.
-Ellos tampoco.
-¿Mienten?
-Siempre.
-¿Quiénes son ellos?
-Antes se llamaban legión. Hoy se llaman Estado.
-¿Y sus esclavos cómo se llaman?
-Seres humanos.
-¿Qué hago, padre?
-Sigue al Hijo del Hombre.
-¿Quién es?
-Búscalo.