El católico George Clooney

Educado en el catolicismo, George Clooney se considera agnóstico. Pero en su nueva película, «Monuments Men» desarrolla una lúcida defensa de las raíces cristianas de la cultura europea.

Educado en el catolicismo, George Clooney se considera agnóstico. Pero en su nueva película, «Monuments Men» -de la que es director, guionista, productor y actor-, desarrolla una lúcida defensa de las raíces cristianas de la cultura europea. En ella adapta un ensayo de Robert M. Edsel sobre un episodio olvidado de la Segunda Guerra Mundial: la odisea de unos veteranos expertos en arte, que recuperaron y devolvieron a sus dueños miles de obras robadas por los nazis, en el que fue el mayor expolio artístico de la historia.

La película fue maltratada en la Berlinale por muchos críticos. Y, ciertamente, padece un guion algo episódico y plano, al menos en comparación con los anteriores filmes de Clooney tras la cámara: «Confesiones de una mente peligrosa», «Buenas noches, y buena suerte», «Ella es el partido» y «Los idus de marzo». Pero el interés de su trama, su agradable tono tragicómico, su clásica factura, su reparto de lujo, su esmerada ambientación y la pegadiza partitura de Alexandre Desplat seguro que se ganan el aplauso del público y de la crítica menos ideológica.

En todo caso, Clooney muestra sin complejos su fascinación por la Madonna de Brujas, de Miguel Ángel, o por el Políptico de Gante sobre La Adoración del Cordero Místico, realizado por los hermanos Hubert y Jan van Eyck. Y exalta el sacrificio de aquellos estadounidenses, británicos, franceses…, cristianos, judíos, ateos…, que se jugaron la vida para salvaguardar el patrimonio cultural y religioso de Europa frente a la delirante locura pagana de Hitler y a la mezquina rapiña de las tropas soviéticas de su ex colega Stalin. «¿Es usted católico?», pregunta un sacerdote a uno de los «monuments men» que contempla embobado la magistral Madonna de Brujas. Y el hombre le contesta: «En este momento, sí». Como George Clooney.