THE OBJECTIVE
Sandra Barneda

Yo, mi, me, conmigo...

¿Qué ocurriría si para nuestra propia supervivencia dependiéramos de otro? ¿Cómo sería este planeta si en vez del YO lo importante fuera lo COLECTIVO?

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Yo, mi, me, conmigo…

¿Qué ocurriría si para nuestra propia supervivencia dependiéramos de otro? ¿Cómo sería este planeta si en vez del YO lo importante fuera lo COLECTIVO?

¿Qué ocurriría si para nuestra propia supervivencia dependiéramos de otro? ¿Cómo sería este planeta si en vez del YO lo importante fuera lo COLECTIVO? Todos sabemos que el pensamiento ilustrado cambió el rumbo de la historia con la supremacía del YO independiente y autónomo dando alas al individualismo, al “¡supere aude! ¡El valor de servirte de tu propia razón” como muy bien definió Kant la base ilustrada. El paso del tiempo, ha demostrado que lejos de servirnos en lo oportuno a nuestra razón, hemos potenciado sobremanera el Yo, me, mi conmigo, el ego/hedonismo y, minusvalorado, al otro. ¿Nuestra forma de vida condiciona nuestro comportamiento con lo colectivo? Ward Shelley y Alex Schweder, quisieron investigar sobre ello y para ello pasan diez días sobre una casa/enorme rueda de hámster, construida a 8 metros de altura que, sin su mutua colaboración, no pueden mover ni acceder a los distintos minidepartamentos: cocina, baño, dormitorio. Ninguno de los dos era consciente del estrés de la colaboración, de tener en cuenta al otro porque “cuando uno camina, el otro debe hacerlo en dirección opuesta y cuando se detiene, el otro debe hacer lo mismo”.

Sinceramente no creo que esta performance realizada en la galería Pioroggi de Brooklyn, de con la panacea de nuestra errónea forma de vivir, no creo que la solución sea vivir sin libertad o en gigantes ruedas de hamster, pero delibera sobre el uso/abuso que hemos hecho de nuestra propia razón hasta convertirnos en forasteros del OTRO más cercano. Si bien, el pensamiento ilustrado destruyó un oscurantismo absolutista, el progreso no ha servido más que para substituir la bombilla original por un LED que lo único que mantienen en común es que dan luz a lo mismo: el YO pero desde lugares bien distintos. Y se mire como se mire: ¡No es lo mismo!

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