y el dinero no se come
No soy especialista en la materia. Escucho con atención e interés a quienes la defienden con conocimiento y sabiduría. Pero soy consciente, desde mi ignorancia técnica, de que corre peligro la naturaleza.
No soy especialista en la materia. Escucho con atención e interés a quienes la defienden con conocimiento y sabiduría. Pero soy consciente, desde mi ignorancia técnica, de que corre peligro la naturaleza.
No soy especialista en la materia. Escucho con atención e interés a quienes la defienden con conocimiento y sabiduría. Pero soy consciente, desde mi ignorancia técnica, de que corre peligro la naturaleza. De que los humanos hemos sido poco cuidadosos con ella. Y lo estamos pagando.
Ya saben que adoro la fotografía. Por eso me ha cautivado esta imagen de Nacho Doce. Es una obra de arte, porque refleja la naturaleza, y ésta siempre supera al arte como la realidad supera casi siempre a la ficción.
El pulmón del planeta. Los bosques de la Amazonía. Arboles muertos. No se si entre las decenas de arboles verdes que vemos hay alguno muerto. Desconozco si vive o muere el árbol amarillo que se levanta majestuoso en medio de ese paisaje abundante que forma espesura. Pero inclino mi cabeza con respeto ante esta expresión de vida y belleza.
La codicia y la avaricia de tantos que en vez de vivir la vida la consumen, está dañando severamente la naturaleza. Me dijo uno de los que sabe de la cosa, que cuando hayamos cortado el último árbol, contaminado el último río y pescado el último pez, entonces nos daremos cuenta de que el dinero no se puede comer. Y probablemente será tarde.
Sería bueno que todos pensemos en nuestro mundo, en nuestra naturaleza, porque es el único mundo que tenemos y si reventamos nuestro hábitat, no es que pueda terminar siendo irrespirable, que ya lo es por muchos motivos de otro orden, es que, directamente, no será. Y entonces no seremos.