Si no quieres que se sepa, no uses Whatsapp
Me he permitido el lujo de apropiarme de un viejo proverbio Chino, para titular mi columna de hoy, y es que si no quieres que se sepa, ni se te ocurra comunicarlo por Whatsapp.
Me he permitido el lujo de apropiarme de un viejo proverbio Chino, para titular mi columna de hoy, y es que si no quieres que se sepa, ni se te ocurra comunicarlo por Whatsapp.
Me he permitido el lujo de apropiarme de un viejo proverbio Chino, para titular mi columna de hoy, y es que si no quieres que se sepa, ni se te ocurra comunicarlo por Whatsapp.
Internet y los dispositivos móviles nos han facilitado muchísimo la forma en la que nos comunicamos, tanto es así que hasta una simple llamada de teléfono nos parece algo intrusivo y de mal gusto.
¿Quién no ha enviado un Whatsapp avisando de que has llegado en vez de usar el telefonillo de la puerta o tocar el claxon sin salir del coche?
Los casos de Wikileaks y Snowden nos han demostrado cómo ninguno de nuestros gobiernos respeta nuestro derecho a la privacidad con la excusa del terrorismo, lo mismo pasa en España con el olvidado Sitel que estrenó ZP y bien que lo disfruta Rajoy.
¿Para qué usas Whatsapp?, lo dedicas para decir a tu madre que has llegado bien y decirle a tu novia lo mucho que la quieres. Porque si lo usas para enviar información confidencial de tu negocio, tus tarjetas de crédito, o alguna foto subida de tono para tu chica, que sepas, que de inmediato puede acabar en manos menos apropiadas que las de tus seres queridos.
Los Gobiernos tienen acceso a toda comunicación, aunque los proveedores están cifrando las comunicaciones entre sus servidores, a un espía le bastaría con infectarte tu ordenador con un troyano o usar una de las puertas traseras que los fabricantes de sistemas operativos les ceden para acceder a dicha información.
¿Pero te gustaría que un familiar tuyo, tu jefe o alguien de tu competencia tuviera acceso a esos datos?, programas como Whatsapp no utilizan ninguna clase de cifrado, así que bastaría con interceptar el tráfico de tu red para poderlos leer tranquilamente; yo puedo poner una caja entre el router de tu empresa y la salida de Internet e interceptar todas las comunicaciones sin que te des cuenta, y no te extrañe que tu jefe lo haga para evitar fugas de información.
Si cifras los datos o usas un servicio seguro, me basta con pinchar una pequeña memoria USB en el puerto de tu ordenador y tus datos son míos.
Los chinos son muy sabios, hace 1000 años alguien escribió: “Si no quieres que se sepa, no lo hagas”, dicho proverbio sigue vigente hoy en día; tenlo presente cada vez que envíes un mensaje.