Ucrania partida por gala en dos
La segunda Guerra de Crimea ha sido lo que se temía: el primer acto de un conflicto duradero y de momento irresoluble. Mal lo debe estar pasando el sufrido pueblo ucraniano. Viven sobre un territorio frontera.
La segunda Guerra de Crimea ha sido lo que se temía: el primer acto de un conflicto duradero y de momento irresoluble. Mal lo debe estar pasando el sufrido pueblo ucraniano. Viven sobre un territorio frontera.
La segunda Guerra de Crimea ha sido lo que se temía: el primer acto de un conflicto duradero y de momento irresoluble. Mal lo debe estar pasando el sufrido pueblo ucraniano. Viven sobre un territorio “frontera”. Esa voz se introdujo en la Reconquista española contra los moros para indicar la tierra de nadie. Se utilizó después en la “marcha hacia el Oeste” de los norteamericanos. Vuelve a tener sentido.
Ucrania es un territorio-frontera, como el de los Balcanes. Confluyen culturas, lenguas, alfabetos, religiones, tradiciones de todo tipo. Se dirá que esa es la situación de media Europa. Es cierto, pero en este caso el choque de las placas tectónicas es nada menos que la oposición entre Rusia y Occidente. Ucrania es justamente la “frontera”, la tierra de nadie y de todos. Hay muchos ucranianos que se sienten rusos y otros que están más cerca de Polonia o Alemania. El conflicto está asegurado. De momento se ha resuelto por la fuerza, la acción directa. Así se ha acabado con el régimen ucraniano favorecido por Rusia y de ese mismo modo los ucranianos rusohablantes se pasan a la madre patria cultural. Ambas son guerras de “milicias” armadas.
No veo más solución que integrar a Ucrania y a Rusia en la Unión Europea, pues plenamente europeas son esas dos naciones. Puede que la Unión Europea sea un ideal federal inalcanzable, tanta es la heteroneidad de sus pueblos. Pero, de momento, fuera de ella no hay salvación para sus habitantes. Excelente toque de aviso para los españoles o los británicos con sus respectivas veleidades secesionistas. Empezamos a tener todos graves dudas sobre el pacífico final del “telón de acero” (originariamente era “de hierro”). Fue un suceso feliz que no ha durado ni siquiera una generación.
