La celebración del maltrato

Un elefante bebé corre flanqueado por dos hombres en la celebración del Año Nuevo en Sri Lanka. Este elefante es una cría y este año le ha tocado, junto a otros pequeños, participar en una carrera de bebés para exclusivo disfrute humano.

Un elefante bebé corre flanqueado por dos hombres en la celebración del Año Nuevo en Sri Lanka. Lleva varias cadenas atadas a su cuerpo y no debe entender muy bien por qué corre pero lo hace porque si deja de hacerlo es muy probable que se le castigue con algún que otro latigazo. Corre por miedo, por obligación, porque no tiene otra opción, porque sí. Este elefante es una cría y este año le ha tocado, junto a otros pequeños, participar en una carrera de bebés para exclusivo disfrute humano.

Nuestra especie maltrata animales por puro placer. Les sometemos a estrés, vejaciones, tortura y los matamos bajo el simple pretexto de estar de celebración o de mantener las tradiciones. Damos miedo. Auténtico pavor. Monstruos a los ojos de cualquier otro ser vivo que no pertenezca a nuestra especie, nos hemos inventado las formas más horrendas de diversión a costa de ellos.

En Sri Lanka hacen carreras de bebés elefante, pero aquí en España asesinamos toros en las plazas o les ponemos fuego en los cuernos, organizamos peleas de gallos y celebramos el Torneo del Toro de la Vega, una fiesta medieval en la que decenas de criminales persiguen a un toro asustado para clavarle lanzas hasta la muerte. Un linchamiento colectivo en toda regla vamos. Antes también tirábamos cabras de campanarios o arrancábamos de cuajo las cabezas de pollos colgados por las patas. Yo creo que estamos en el top ten de los verdugos. Marca España a tope.

Esperanza Aguirre ha dicho estos días que “los toros simbolizan mejor que nada la esencia misma de nuestro ser español” y que los antitaurinos lo son por ser antiespañoles. No es bueno escuchar mucho a este tipo de personajes pero estaría bien decirle que los antitaurinos no somos antiespañoles sino antitortura, antimuerte, o para utilizar una palabra que a ella y a los suyos les encanta utilizar, también somos provida (extendiendo la vida más allá de los embriones, ya sabe, que hay mucha más).