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Sé que voy a meterme en terrenos pantanosos y es probable que salga rebozada en barro, incertidumbres y algún que otro insulto, nunca se sabe. Pero es que no entiendo nada. Nada de nada. Si alguien me aporta luz le estaré eternamente agradecida.
Sé que voy a meterme en terrenos pantanosos y es probable que salga rebozada en barro, incertidumbres y algún que otro insulto, nunca se sabe. Pero es que no entiendo nada. Nada de nada. Si alguien me aporta luz le estaré eternamente agradecida.
Sé que voy a meterme en terrenos pantanosos y es probable que salga rebozada en barro, incertidumbres y algún que otro insulto, nunca se sabe. Pero es que no entiendo nada. Nada de nada. Si alguien me aporta luz le estaré eternamente agradecida.
Leo que ayer se celebró en Roma un megaevento católico que reunió a 800.000 personas (no había más porque no se cabía) en un acto que se retransmitió en televisiones de todo el mundo y que las tiendas de souvenires, hoteles y restaurantes de Roma hicieron su agosto con la proclamación de dos nuevos santos. Leo también que el Vaticano cobró 10 euros por acreditación de prensa como “aportación voluntaria”. Qué majos. Todo muy austero, muy comedido -y contradictorio-. Y en lo de la “santidad” no voy a entrar porque ella solita merece un capítulo a parte. Qué manera de pervertir los conceptos.
¿Que la religión genere un espectáculo que ha costado siete millones de euros a todos los ciudadanos romanos –en época de auténticas penurias, además- no es muy poco ético? ¿Es normal que una religión uno de cuyos votos principales es el de la pobreza le siga el juego al capitalismo de esta manera tan desvergonzada?
Partiendo de la base de que respeto, e incluso admiro, a aquellos que se centran en lo de dentro en este mundo donde manda lo de fuera, a los que cultivan el espíritu entre tanto ruido, constato que hay demasiadas cosas que no me encajan. Y ésta me parece uno de los absurdos más grandes y ampliamente consentidos de la historia de la humanidad.
Confío en que muchos católicos (de los de verdad) estarán de acuerdo conmigo. Esos que entienden que la fe se vive padentro. Yo, hoy por hoy, estoy completamente segura de que ese dios vuestro no aprobaría lo que estáis (y no estáis) haciendo. Igual me equivoco, pero por favor, dadme la luz, que yo no la veo.