Marca España
Lo que parecía poco probable, un sueño, se consiguió en Alemania. El Real Madrid, con un juego espectacular y unas ganas de ganar como la que exhibían antaño los españoles de la selección, aquella furia española, dejaron en la cuneta al Bayern .
Lo que parecía poco probable, un sueño, se consiguió en Alemania. El Real Madrid, con un juego espectacular y unas ganas de ganar como la que exhibían antaño los españoles de la selección, aquella furia española, dejaron en la cuneta al Bayern .
Lo que parecía poco probable, un sueño, se consiguió en Alemania. El Real Madrid, con un juego espectacular y unas ganas de ganar como la que exhibían antaño los españoles de la selección, aquella “furia española”, dejaron en la cuneta al Bayern de Munich de manera incuestionable. Nada menos que 0-4. La cara del entrenador del equipo teutón, Guardiola, era todo un poema. No se lo podía creer. Una goleada así no la habría soñado ni en sus peores pesadillas. Y sucedió.
Y lo que son las cosas, a las pocas horas, la historia se repite con el Atlético de Madrid en Inglaterra. Ante el asombro de Mourinho, el equipo del Manzanares goleó a su Chelsea sin compasión, tragándose tres goles imposibles de parar. Si el desolado rostro de Guardiola rezumaba una pena inmensa, el de Mourinho, impenetrable como siempre, denotaba una tremenda incredulidad. No se lo podía creer. Eso no le podía pasar a él. Y menos con un equipo español. Demasiado para su inmensa egolatría.
Habrá final española, hecho insólito en esta Liga de Champions. Pero al margen del fútbol en sí, lo que es curioso es la actitud de muchísimas personas ajenas al deporte rey y a los que el resultado, tal cual a ha sido, solo les ha hecho felices, por lo que supone la derrota para dos personajes muy concretos, Mourinho y Guardiola.
Sobre la animadversión de mucha gente hacia Mourinho se ha hablado muchísimo. No ha sido nunca un hombre dado a las relaciones públicas, ni nunca se ha preocupado de cultivar simpatías. Su fracaso ante el Real Madrid ahora ha hecho feliz a mucha gente que ni siquiera era seguidora del equipo blanco.
Y algo parecido ha sucedido con Guardiola, cuyas declaraciones independentistas últimamente no le han granjeado precisamente muchos amigos. De ahí el gozo de tantos por su fracaso ante el Atlético de Madrid.
El fútbol, muchas veces, es algo más que un deporte.