THE OBJECTIVE
Pilar Garcia de la Granja

Europa, Eurovisión y Conchita

Ni “Conchita” tenía la mejor voz del concurso, ni su actuación fue mejor que otras. Le dieron la victoria pensando que había algo “novedoso”, “distinto”, “rompedor”. Lo que solo demuestra la creciente ignorancia del Viejo Continente.

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Ni “Conchita” tenía la mejor voz del concurso, ni su actuación fue mejor que otras. Le dieron la victoria pensando que había algo “novedoso”, “distinto”, “rompedor”. Lo que solo demuestra la creciente ignorancia del Viejo Continente.

Tanto hemos escuchado en los últimos días sobre Conchita Wurt que no puedo quedarme sin dar mi opinión. Conchita es un travesti. Como miles de travestis que hay en el mundo. Ninguna novedad sobre este aspecto. Conchita es un travesti que se ha dejado barba. Ninguna novedad, tampoco. Freddie Mercury actuó en directo, hizo videos musicales vestido de mujer con peluca, y con bigote, y con barba y sin ella. Fue un fenómeno de voz extraordinaria. Un hombre que triunfó sin necesidad de montar un numerito un día para ganar un festival. Porque Conchita Wusrt, cuando abandona el escenario, según hemos sabido, se baja de las plataformas, se quita el vestido de mujer y se convierte en un “joven tímido e introvertido”, que viste con pantalones y camisa y que se llama Tom Neuwirth. Es decir, hablamos de un personaje, no de una realidad. ¿Dónde está la “trangresión”?

Alguien se ha debido perder varias películas fundamentales -amén de algún concierto de Queen- como “Some like it Hot” (Con Faldas y a lo Loco). Esta película ganó tres Globos de Oro y fue nominada a seis Oscar -se llevó uno-. Tampoco mucha gente ha debido ver “The Birdcage” (Una Jaula de Grillos).

Más bien Eurovisión, un año mas, ha hecho el ridículo intentando descubrir la pólvora. La pólvora, para los eruditos que titulan en los medios de comunicación, la descubrieron los chinos hace unos cuantos siglos. Ni “Conchita” tenía la mejor voz del concurso, ni su actuación fue mejor que otras. Simplemente le dieron la victoria pensando que en el escenario había algo “novedoso”, “distinto”, “rompedor”. Lo que solo demuestra la creciente ignorancia del Viejo Continente.

Otros dicen que se trataba de dar una “lección a Rusia” y su homofobia. No lo dudo, pero en un concurso de lo único que se dan lecciones es del objeto del concurso y no de geopolítica internacional. Si a Eurovisión no le gusta la política de Rusia, que vete su participación. Yo lo rubrico desde ahora mismo. Pero Europa no se atreve. Como no se atrevió a vetar los juegos de Socchi. Porque Europa sufre un virus de ignorancia que alcanza, por supuesto, a las decisiones también geopolíticas. No veo un boicot a las relaciones comerciales con Rusia o con Irán, o con Arabia Saudita o con Marruecos por perseguir a los homosexuales, no… les damos lecciones haciendo ganar a “Conchita” un concurso.

La histórica persecución que ha sufrido el colectivo homosexual, la lucha por sus derechos, no merece ser una moneda de cambio ni para golpear a Rusia, ni para dar lecciones. En el escenario se es artista, no sexo. Los genios son, no se impostan. Y recuerdo otra vez a esa voz, a ese genio que fue un huracán de aire fresco y libertad, Freddie Mercury.

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