THE OBJECTIVE
Jose Maria Inigo

Yo acuso

Hace ya muchos años, como de casi todo, la película francesa «Yo acuso» revolucionó las conciencias de los ciudadanos del país vecino. A veces los humanos necesitamos de un empujón para tomar las decisiones pertinentes.

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Yo acuso

Hace ya muchos años, como de casi todo, la película francesa «Yo acuso» revolucionó las conciencias de los ciudadanos del país vecino. A veces los humanos necesitamos de un empujón para tomar las decisiones pertinentes.

Hace ya muchos años, como de casi todo, la película francesa «Yo acuso» revolucionó las conciencias de los ciudadanos del país vecino. A veces los humanos necesitamos de un empujón para tomar las decisiones pertinentes, para ponernos en marcha, para salir de nuestro letargo y hacernos oír.

Hay tantos motivos para señalar con nuestro dedo índice a unos y a otros gritando el “yo acuso” de la película, que no es fácil saber por dónde empezar.

En estos momentos millones de dedos acusadores se podrían levantar señalando a las Naciones Unidas en petición de respuestas concretas y claras sobre los motivos para no tomar decisiones ejecutivas que paren la masacre de Siria. Pero las guerras quedan demasiado lejos de Nueva York. La guerra de Siria en Manhattan no es más que un expediente. Uno más. Como las de otros países que llevan meses, cuando no años, en conflicto permanente, en situación desesperada, con muertos a diario, y desastres constantes. El ruido de la guerra parece no llegar a la ciudad de los rascacielos.

Tampoco los gritos de desesperación de esos dos centenares de niñas secuestradas en algún lugar de Nigeria, hecho que ha provocado ríos de tinta en los medios impresos de comunicación y abierto telediarios de todo el mundo. Todos sabemos lo que sucede. Pero no se vislumbra que ningún país haga algo por solucionar este problema. ¿Cómo una sociedad teóricamente civilizada, puede permitir semejante atentado contra unas inocentes niñas? ¿Dónde están los marines, la legión extranjera, las fuerzas especialeso los comandos, de los países civilizados? ¿Por qué no actúan? ¿Quién ha dicho que desconocen el lugar donde se encuentran secuestradas? ¿Con los medios de localización vía satélite, infrarrojos, servicios de inteligencia in situ etc. etc. no se sabe donde están? Eso no se lo cree nadie.

Los de a pie, los de siempre, nosotros, todos, levantamos nuestros dedos acusadores a las autoridades internacionales correspondientes pidiendo el fin de semejante acto de terrorismo, sin la más mínima esperanza, debemos confesar, de que vayan a hacernos acoso. Pero como rezaba el título de la película:”Yo acuso”.

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