El flequillo del Dioni

Reírse prolonga la vida. Según los investigadores de la Universidad de Navarra, 15 minutos de risa de buena calidad, pueden prolongar hasta 4 años la vida del ser humano. En este país desde luego, creo que sabemos hacerlo.

Reírse prolonga la vida. Según los investigadores de la Universidad de Navarra, 15 minutos de risa de buena calidad, pueden prolongar hasta 4 años la vida del ser humano. En este país desde luego, creo que sabemos hacerlo. No hay mejor prueba de ello que la cantidad interminable de “memes” que surgieron en el minuto uno cuando saltó la noticia de la abdicación del rey, que fue algo disparatado y desternillante, dada la coña que hay detrás del tema y el auge de estos días por recuperar la República robada a este país, ante el panorama desolador que nos regala la vida política a diario, impregnada por el más reaccionario de los inmovilismos y por la cultura de la permanencia a cualquier coste de nuestros políticos de “casta”, como dice Pablo Iglesias. Es ahí donde reside el problema. En el estreñimiento de toda esa gentuza que quiere borrarnos la sonrisa y robarnos la esperanza. Es como el personaje de Javier de Burgos en la novela de Umberto Eco “El nombre de la rosa”, que pretendía ocultar a toda costa el segundo tratado de la “Poética” de Aristóteles, por considerar que defendía la comedia y la risa como transmisora de la verdad, y acabó provocando el desolador incendio de la biblioteca de la Abadía.

En estos días confusos y violentos que nos toca vivir, se va haciendo cada vez más difícil encontrar ese momento maravilloso y liberado que te induce a una risa plena y feliz, porque es tal el mar de agresiones que recibimos a diario por los cuatro costados, que escapar a la presión es tarea difícil. Espero que a ellos, los que salen en la prensa a diario erigidos como pastores del rebaño, los minutos de vida extra les sean de descuento, porque su sonrisa es más falsa que el flequillo del Dioni.