Cuando salí (por piernas) de Cuba…

Cada vez son más los artistas, deportistas, escritores o periodistas que salen de la isla por piernas. Y eso solo pasa cuando hay desesperación, cuando hay hambre y cuando no hay futuro.

Ocho miembros del Ballet Nacional de Cuba se han ido con la música a otra parte. Concretamente han aprovechado la gira en Puerto Rico para acogerse al asilo político tras pisar suelo norteamericano.

La noticia no es nueva. Cada vez son más los artistas, deportistas, escritores o periodistas que salen de la isla por piernas. Y eso solo pasa cuando hay desesperación, cuando hay hambre y cuando no hay futuro. Los Castro y su grupo oficial de palmeros empiezan a ser conscientes de que se les acaba el tiempo. En un intento a la desesperada han iniciado una especie de deriva liberal que pocos se creen (a parte de ellos mismos).

Algunos ya están a la espera de que el régimen caiga más pronto que tarde. Este es el caso de Jordi Cabarrocas, un experimentado empresario catalán –a quien conocí hace poco-  que se dedica desde su empresa a las recuperaciones patrimoniales en Cuba. Y no, no es ninguna broma. Unas 200 familias gallegas a las que el régimen castrista les incautó sus propiedades buscan hoy asesoramiento legal en esta compañía que negociará la devolución con el Gobierno cubano cuando caiga el telón.

Esta empresa estima que en España hay 3.000 familias que salieron de Cuba entre 1959 y 1962 (600 gallegas) a las que le fue incautado su patrimonio, que en el caso de los emigrantes gallegos podría superar los 700 millones de dólares. Casi nada.

Ya no estamos ante un movimiento en la sombra de opositores al régimen, las Damas de Blanco o la CIA americana. Hace mucho que la propia población cubana está cansada de una revolución que nunca dejó de ser una involución.

Cuba lo tiene todo para salir del agujero negro en el que está instalada desde hace décadas. Tiene gente maravillosa, recursos por explotar, un clima envidiable… Hay potencial, pero mientras no haya libertad cualquier movimiento será una pose.

Y la desbandada continuará…