Seis de la mañana
Seis de la mañana. Suena el despertador. No puedes abrir los ojos. Viene tu mujer a echarte agua en la cara, sabe que es la única manera Siete de la mañana, has conseguido levantarte, darte una ducha y tomar un café.
Seis de la mañana. Suena el despertador. No puedes abrir los ojos. Viene tu mujer a echarte agua en la cara, sabe que es la única manera Siete de la mañana, has conseguido levantarte, darte una ducha y tomar un café.
Seis de la mañana. Suena el despertador. No puedes abrir los ojos. Viene tu mujer a echarte agua en la cara, sabe que es la única manera… Siete de la mañana, has conseguido levantarte, darte una ducha y tomar un café. Sigues somnoliento… No pasa nada, en unos minutos estarás en el AVE y podrás dormir casi tres horas más en el trayecto a Barcelona. Nadie hablará por el móvil, ni aprovechará el camino para hacer terapia de grupo con sus colegas y compañeros de viaje, sin alaridos de niños hiperactivos con ganas de pasar el verano en casa de la abuela en Sitges…
¿Se imaginan?
Yo tampoco. Hasta hoy. Resulta que a partir de ahora habrá un vagón destinado al descanso en algunos trayectos del tren de alta velocidad: luz tenue, sólo mayores de 14 años, dispositivos electrónicos en silencio… Mucho me temo que la demanda superará a la oferta, pues, por lo menos yo, he tenido que sufrir incontables viajecitos amenizados por pasajeros llenos de energía a primera hora de la mañana. O de la tarde, que los letargos vespertinos también cuentan y la algarabía ajena no tiene horario.
Una buena idea que habrá que ver cómo se concreta, tengo la esperanza de que a los demás les guste la siesta y el descanso tanto como a mí y hagan caso a esto de “móviles en silencio”, que luego ya se sabe, una cosa es la quimera y otra la realidad.
Gracias RENFE, ahora sólo les pido un grado más alto el aire acondicionado para no tener que llevar el plumas a cuestas y por eso de no acabar dormiditos… y congelados. El que no llora…