Un rodeo en Ferraz
Queda menos de una semana de entrenamiento para los dos candidatos .Toca afilar espuelas, ajustar riendas y sacar lustre a las botas. El mejor, heredará un rancho en horas bajas que pide a gritos un nuevo rumbo.
Queda menos de una semana de entrenamiento para los dos candidatos .Toca afilar espuelas, ajustar riendas y sacar lustre a las botas. El mejor, heredará un rancho en horas bajas que pide a gritos un nuevo rumbo.
Al igual que en Texas o Canadá, en España también somos muy de rodeos. El último al que hemos asistido tuvo lugar el lunes en Ferraz. Tres vaqueros para intentar domar a un mismo toro.
Y no se crean. El animal no es fácil de domesticar. Con más de 100 años a sus espaldas, son muchos los que han intentado tomar sus riendas y han fracasado en el intento. El último «cow boy» que lo intentó se llamaba Rubalcaba. Conocía su hábitat como nadie, consiguió tranquilizarle durante unos meses pero la cabra tira al monte y el toro a la dehesa así que vuelta a empezar.
En el PSOE siempre han sido más de rodeos individuales. Se elige a un vaquero por aclamación y se le entregan las espuelas sin más ceremonia. Pero en esta ocasión las cosas han cambiado. Los nuevos capataces han apostado por un rodeo a tres bandas en el que los participantes deben mostrar de antemano sus tácticas y habilidades. Y ya no sólo se tiene en cuenta el tiempo que uno es capaz de mantenerse a lomos del astado, sino que es necesario que el elegido consiga conducir al bicho a los toriles de la carrera de San Jerónimo y de ahí a la plaza de toros de Moncloa .
Los tres aspirantes se han medido ante un público exigente. Son sus propios militantes y no un tribunal de notables como suele ser costumbre. Para muchos el experimento es una «americanada» de escaso recorrido en una arena política como la nuestra, tan poco dada al intercambio público de ideas por ese miedo a que el debate interno pueda ser interpretado como división.
Para otros en cambio, el PSOE ha dado un ejemplo de democracia interna que otros partidos deberían imitar en el futuro. Habrá que ver el resultado de esta primera contienda en la que ha habido un claro vencedor. Al menos a juzgar por las «crónicas taurinas» del día después.
El vaquero vasco, que llegaba con desventaja batió en la arena al cow boy de Madrid. Ni siquiera su impecable camisa blanca y su perenne sonrisa sirvieron en esta ocasión para alzarse con la victoria. El «tercero en concordia» como se autodefinió el tercer contrincante salió contento del torneo aunque con pocas posibilidades de llevarse el toro a su redil.
Así las cosas, el próximo rodeo se celebrará el día 13. Queda menos de una semana de entrenamiento para los dos candidatos .Toca afilar espuelas, ajustar riendas y sacar lustre a las botas. El mejor, heredará un rancho en horas bajas que pide a gritos un nuevo rumbo.