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La humanidad por los suelos

Echo un vistazo rápido a las fotos de The Objective. En cuatro de ellas las mujeres y sus cuerpos son cosas al servicio de otros. En otra aparecen dos señores dando permiso a sus seguidores para mantener relaciones homosexuales cuando estén lejos de sus esposas.

Opinión
  • Periodista y cineasta. Escribo, filmo y creo. He rodado 7 cortometrajes y trabajado en El Periódico de Catalunya, Ling Magazine, COM Radio y La Vanguardia. Ahora en Adams Editorial.

Echo un vistazo rápido a las fotos de The Objective. En cuatro de ellas las mujeres y sus cuerpos son cosas al servicio de otros. En otra aparecen dos señores dando permiso a sus seguidores para mantener relaciones homosexuales cuando estén lejos de sus esposas.

Echo un vistazo rápido a las fotos de The Objective. En cuatro de ellas las mujeres y sus cuerpos son cosas al servicio de otros. En otra aparecen dos señores dando permiso a sus seguidores para mantener relaciones homosexuales cuando estén lejos de sus esposas. Como si ellos tuvieran algo que decir al respecto de la utilización del cuerpo de cada uno.

27 prostitutas han sido asesinadas en Bagdad con nocturnidad y alevosía, con rabia, odio, silenciador y camuflaje. ¿Qué tendrán las mujeres que las temen tanto? ¿Qué hay en sus cuerpos? Busco y rebusco y yo solo encuentro amor, poder natural, creación. ¿Qué verán los que han cometido semejante atrocidad? 

¿Qué han mamado los que justifican, permiten y ejecutan desigualdades, abusos, secuestros, violaciones y asesinatos contra tantas mujeres en tantos lugares? ¿Qué demonios pasa con el sexo, el lenguaje natural más antiguo?¿Qué pasa con ellos? ¿Qué pasará con ellas?

Medio mundo se resiente de una misoginia atroz que convierte a las mujeres en seres de segunda categoría, inválidos, dependientes, débiles. Objetos de cambio de hombres sin vergüenza, sin escrúpulos y sin dignidad que se amparan en religiones, costumbres o en el “siempre ha sido así”. Salvajes sin capacidad crítica al servicio de instintos básicos que aniquilan cualquier rastro de humanidad. Seres despreciables que no deberían existir. 

Hay mujeres y niñas de medio planeta que no saben que pueden ser y hacer lo que quieran con su cuerpo, con su alma, con su tiempo y con su libertad. Lo malo es que si alguna lo intuye corre el peligro de ser secuestrada, violada, colgada de un árbol, apedreada por su propia familia. La humanidad por los suelos. Cuidemos a nuestras niñas. Si no lo hacemos, todos corremos también un peligro: desaparecer, ya no por extinción de la especie, sino por la pura vergüenza de ver como vence lo que ni siquiera debería existir.