La muerte es definitiva

Recuerdo una conversación que mantuve en Barcelona con el Nobel de literatura José Saramago. Hablábamos sobre el uso de la razón en el siempre complicado asunto de la religión. Citábamos frases tan populares como “hoy no estoy muy católico”.

De la razón; la razón me dice limitada. De la muerte; la razón me dice definitiva.

Recuerdo una conversación que mantuve en Barcelona con el Nobel de literatura José Saramago. Hablábamos sobre el uso de la razón en el siempre complicado asunto de la religión. Citábamos frases tan populares como “hoy no estoy muy católico”, es razonable utilizar esta muletilla, ¿quiere decir esto que ese día no reside la bondad en ti?. Tampoco veo que se elogien demasiado ciertas costumbres religiosas como el ramadán, que, en mi opinión, es un verdadero ejercicio de autocontrol, resistencia y sacrificio para educar el cuerpo y esa parte del ser humano que aun siendo algo intangible y razonablemente discutible de que exista tiene la culpa de la mayoría de los conflictos de este planeta, el alma.

Tengo que decir que a lo largo de nuestra conversación no faltó en ningún momento el respeto por cualquier ideología religiosa, pero no por eso tuvo que ser algo serio ni agrio.

En mi humilde opinión y como he expresado al comienzo de este artículo, toda religión ha de anteponer las limitaciones de la razón a cualquier otra cosa. Creo que nunca serán demasiadas las veces que se diga que nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, por ninguna causa y para ningún efecto, que en el caso de hacerse como en esta foto de The Objetive no produce otro que el de repudia e indignación.

No quiero olvidarme de lo que está ocurriendo en la franja de gaza, que a nadie se le escapa que también es por un asunto religioso, y que tampoco es razonable. “Tierra Santa” llaman a ese lugar del mundo. Pues yo diría que no lo parece. La muerte no razona, siempre es definitiva.