Hablemos, hablemos, hablemos
No se trata de saber quien tiene la culpa, ni quien empezó primero, ni si es justo responder a la ofensa con evidente desproporción de medios, ni sirve de nada contabilizar los muertos de uno u otro bando. Detrás de cada uno de ellos hay una tragedia que no debió producirse nunca.
No se trata de saber quien tiene la culpa, ni quien empezó primero, ni si es justo responder a la ofensa con evidente desproporción de medios, ni sirve de nada contabilizar los muertos de uno u otro bando. Detrás de cada uno de ellos hay una tragedia que no debió producirse nunca.
«Israel. Se intensifica la ofensiva. Israel pide a 100.000 residentes de Ciudad de Gaza que evacuen sus casas. Asciende a 200 el número de muertos, entre ellos 4 niños en un bombardeo en una playa. Hamás comunica oficialmente su rechazo al alto el fuego.»
Esa es la noticia. Es de hace unas horas, pero podría ser de hace unos meses o unos años. La historia de siempre. No se trata de saber quien tiene la culpa, ni quien empezó primero, ni si es justo responder a la ofensa con evidente desproporción de medios, ni sirve de nada contabilizar los muertos de uno u otro bando. Detrás de cada uno de ellos hay una tragedia que no debió producirse nunca. No valen más los muertos de un bando que los de otro.
Esta noche he presenciado un concierto de la israelí Noah. Más de 3.000 personas en el Festival de Jazz de Vitoria se han rendido ante la magistral cantante. Antes de comenzar unos cientos de manifestantes ante la puerta principal del Polideportivo de Mendizorroza protestaban a voces contra la tragedia palestina echando la culpa a Israel, país al que acusaban de genocidio. Ni una sola voz de comprensión ante los motivos que pudiera tener Israel para responder a la agresión de Hamas desde territorio palestino.
Noah, antes de iniciar su concierto, leyó en perfecto español un texto que acababa de escribir y que resumidamente decía así: «Soy consciente de que mientras yo estoy cantando aquí, la tragedia continúa en nuestros países. Esta guerra es el fracaso de todos. No hemos sido capaces de dialogar, de llegar a acuerdos que eviten estas masacres. En uno y otro bando hay seres humanos y no puede haber motivos que consientan la muerte de nuestros vecinos de uno y otro bando. Hablemos. Hablemos. Hablemos. No más muertos. Esta tragedia, estas muertes, son el fracaso de todos, de los implicados directamente en la contienda y de los políticos internacionales que no se emplean a fondo para que cese esta vergüenza.”