Galicia tiene un color especial
El gallego es alguien sin el que este mundo quedaría incompleto. Por su capacidad de emprendimiento, su tenacidad, su gran corazón y, por qué no decirlo, su capacidad para desconcertar a un recién llegado meseteiro madrileño.
El gallego es alguien sin el que este mundo quedaría incompleto. Por su capacidad de emprendimiento, su tenacidad, su gran corazón y, por qué no decirlo, su capacidad para desconcertar a un recién llegado meseteiro madrileño.
Una de las cosas con las que uno se topa en Galicia es con las numerosas y curiosas costumbres de esta acogedora tierra. Este año he elegido Vigo como lugar de descanso, y he decidido viajar –como siempre- con mi cámara. No tengo ningún interés en fotografiar monumentos, que dicho sea de paso en general son horripilantes. La ciudad en sí tampoco parece seguir las reglas de un sano orden urbanístico, pese a estar en un enclave paradisíaco.
Sin embargo, Galicia y sus habitantes siempre son capaces de sorprender. Y lo mismo te encuentras una procesión de ataúdes en honor a Santa Marta de Ribarteme, como acción de gracias por haberse salvado de la muerte, como con la procesión del Cristo de la Victoria con unas 200.000 personas (familias enteras) vela en mano desde el día anterior.
Por no hablar de la Galicia profunda, con tradiciones tan variopintas como atractivas para el forastero. A mí siempre me ha provocado una sana curiosidad moverme entre sus gentes, conocer sus costumbres, etc.
Pero el gallego es alguien que nunca acabas de conocer. No quiero caer en típicos tópicos porque cada persona es diferente. Eso sí, el gallego es alguien sin el que este mundo quedaría incompleto. Por su capacidad de emprendimiento, su tenacidad, su gran corazón y, por qué no decirlo, su capacidad para desconcertar a un recién llegado “meseteiro” madrileño.
Otro de los atractivos de esta tierra son sus playas, nada que ver con las aguas caldosas de un mediterráneo plagado de turistas con piel enrojecida. Nunca entenderé por qué a la gente le gusta pagar por estar rodeada de más gente. Surrealista.
Para mí lo que realmente “is different” es Galicia. Nada que ver con la vulgaridad de sitios donde el top-less, el balconing, el botellón playero y los niños maleducados campan a sus anchas. A mí no me pillan.