La Cruz sobre la tiranía
La cruz se alza sobre los escombros de la hoz. Siempre pasa lo mismo pero aún hay personas que siguen defendiendo el infierno que provocan sus promesas de construirnos un paraíso en la tierra.
La cruz se alza sobre los escombros de la hoz. Siempre pasa lo mismo pero aún hay personas que siguen defendiendo el infierno que provocan sus promesas de construirnos un paraíso en la tierra.
Exiliados cubanos en Estados Unidos financiarán la primera iglesia que se construye en Cuba desde 1959, año de la revolución comunista de Fidel Castro. La cruz se alza sobre los escombros de la hoz. Siempre pasa lo mismo pero aún hay personas que siguen defendiendo el infierno que provocan sus promesas de construirnos un paraíso en la tierra.
El comunismo es un error ideológico que parte de una antropología absurda por simplista pero que, por eso, deslumbra la mente de quienes creen descubrir todo de nuevo. La única verdad es que el hombre no puede construir nada nuevo sin referencias espirituales, porque ni el amor, ni la libertad, ni la verdad se pueden pesar en una balanza. El comunismo es una miopía que amputa la realidad; todo racionalismo llevado al extremo se vuelve relativista y acaba sin cimientos adorando lo irracional. El principal enemigo de tales concepciones es la limpia verdad, que por sí es única y se opone a lo falso. Además, la verdad tiene una íntima unión con la belleza que el mal no puede soportar.
El comunismo solo se sostiene ya por soberbia o por ignorancia. Por la soberbia de quienes aunque han visto por enésima vez sus resultados y comprenden sus errores conceptuales aún se empeñan en volver a imponerlos y por la ignorancia de quienes aún, ingenuos, se creen las promesas de los que dicen que harán todo mucho mejor. Pero el progreso avanzó con lentos pasos, descubriendo certezas entre las sombras, ora en silenciosos monasterios, ora en bulliciosas universidades. Y eso no se puede derrumbar de golpe sin arriesgar demasiado.
El único paraíso posible que hace nuevas todas las cosas surge del gran sacrificio de un hombre Dios que desde la Cruz abraza con amor a toda la humanidad. Como prometió, ha vencido para siempre, y así lo acaba de demostrar una vez más en esa isla que evangelizaron hace siglos unos españoles con ideales, alzando otra vez, su misterioso madero sobre la tiranía del mal y del infierno.