El último día del abuso
No es la primera vez que Simon, productor de Los Simpson entre otros, se acuerda de los olvidados entre los olvidados: los animales. Antes ya había rescatado a un caballo de carreras lesionado, realizado donativos para la conservación de especies marinas.
No es la primera vez que Simon, productor de Los Simpson entre otros, se acuerda de los olvidados entre los olvidados: los animales. Antes ya había rescatado a un caballo de carreras lesionado, realizado donativos para la conservación de especies marinas.
Un magnate de Hollywood ha pensado en las 425 chinchillas que malvivían en una granja en California y ha donado parte de su fortuna para liberarlas. Un acto de amor incondicional hacia unos animales poco populares por los que nadie, excepto PETA, estaba dispuesto a mover un dedo. “Es el último día del abuso”, sancionó.
No es la primera vez que Simon, productor de Los Simpson entre otros, se acuerda de los olvidados entre los olvidados: los animales. Antes ya había rescatado a un caballo de carreras lesionado, realizado donativos para la conservación de especies marinas y creado una fundación para cuidar de los perros callejeros. Diagnosticado con un cáncer terminal de colon en 2012, Simon acaba de crear también una nueva asociación que trabajará junto con Save the Children en favor de los niños.
Estando como estamos, semienterrados entre montañas de basura, crueldad y una falta de humanidad aplastante, reconforta ver algo de luz al final de túnel y descubrir que hay quien, además de ver su propio ombligo, es capaz de mirar el del otro e incluso de imaginarse el de los que no tienen.
La fundación de Simon en Internet expone el lema: “Salvar la vida de los perros para enriquecer las vidas de la personas”. Yo cambiaría el segundo verbo: “Salvar la vida de los perros para salvar la vida de las personas”, porque me temo que la salvación está en los otros, animales -y plantas- incluidos. Lo malo es que para lograrla, a día de hoy, hace falta dinero. La salvación a golpe de talonario. El pequeño defecto de nuestra era.