Dogmas Descerebrados
Cada vez tengo menos dudas de que la religión es el peor de los fanatismos. En nombre de Dios, de Alá o de quien sea la deidad que se venera se han cometido verdaderas atrocidades en la historia de la humanidad. Y desgraciadamente se siguen cometiendo. ¿Hasta cuándo un dogma primará ante la cordura?
Cada vez tengo menos dudas de que la religión es el peor de los fanatismos. En nombre de Dios, de Alá o de quien sea la deidad que se venera se han cometido verdaderas atrocidades en la historia de la humanidad. Y desgraciadamente se siguen cometiendo. ¿Hasta cuándo un dogma primará ante la cordura?
Cada vez tengo menos dudas de que la religión es el peor de los fanatismos. En nombre de Dios, de Alá o de quien sea la deidad que se venera se han cometido verdaderas atrocidades en la historia de la humanidad. Y desgraciadamente se siguen cometiendo. ¿Hasta cuándo un dogma primará ante la cordura?
Que la Interpol tenga que buscar a unos padres por secuestro de su hijo enfermo no tiene ni pies ni cabeza. Desde pequeña he oído el relato de un caso parecido en que unos conocidos no querían someter a su hijo a una transfusión de sangre por ser testigos de Jehová. No imaginé que en 2014 ejemplos como ese seguirían repitiéndose.
Este pobre niño de 3 años no tiene la culpa de las creencias de sus padres. Si los testigos de Jehová huyen de los tratamientos médicos es cosa de ellos, de los adultos, pero no debería afectar a menores que ni tan siquiera entienden quien es Jehová. Más allá del caso concreto de este niño londinense, ¿con qué derecho unos padres obligan a sus descendientes a seguir una corriente religiosa? En el catolicismo el bautizo marca una devoción que un bebé (evidentemente) no escoge, así como la circuncisión al octavo día de vida es lo propio en musulmanes y judíos sin tener en consideración la opinión de ese recién nacido.
Cada uno debería ser libre de elegir en qué y en quien cree, y es obvio que hasta la mayoría de edad no debería permitirse ningún ritual atribuible a una religión concreta. Aún nacemos coartados de esa libertad y por eso ocurren hechos como los de esta familia británica. Y yo me pregunto, ¿cuándo la vida de un hijo importa menos que una religión?