¡A la rica dieta, oiga!
No saben ustedes lo bien que me viene esta noticia de que todas las dietas tienen resultados iguales y lo que importa es seguir bien cualquiera de ellas. Ahora mismo la imprimo y la sujeto con el imán a la nevera.
No saben ustedes lo bien que me viene esta noticia de que todas las dietas tienen resultados iguales y lo que importa es seguir bien cualquiera de ellas. Ahora mismo la imprimo y la sujeto con el imán a la nevera.
No saben ustedes lo bien que me viene esta noticia de que “todas las dietas tienen resultados iguales y lo que importa es seguir bien cualquiera de ellas”. Ahora mismo la imprimo y la sujeto con el imán a la nevera, para que mi señora la vea nada más entrar en la cocina. Me acaba de alegrar la vida.
El caso es que hemos pasado las vacaciones en Portugal, viajando del bacalao lagareiro al bacalao a la lisboeta, haciendo varias paradas en el caldo verde, y realizando excursiones en compañía de sardinas asadas, cataplanas de mariscos, calamares rellenos y otras lindezas.
A todo esto le hemos sumado una semana en un buffet libre del Algarve, desayuno, comida y cena. Sobran las palabras y, como decía la canción de Victor Manuel…“qué podría contar / que no imaginéis”.
Aunque he de decir que los excesos solo se aplican a mí, porque mi mujer es una deportista con disciplina de hierro a la que nunca vi ceder ante tentaciones culinarias. Bueno sí, una vez creo que tomó un flan, allá por 2003.
El resultado ha sido un susto mayúsculo al subirme a la báscula en Madrid. Mi señora ha decidido que debo ponerme a dieta (“por tu salud”) y desde entonces me quedo pasmado mirando los escaparates en Madrid y me dan ganas de gritar “¡mi reino por un bocata de calamares!”. A veces, hasta temo que se me parezca un pollo asado en mis pensamientos como le sucedía al bueno de Carpanta.
Pero ahora estoy salvado. Ya que todas las dietas son iguales, ¿por qué seguir una que sea triste, verde, seca y falta de gracia? ¡Buscaré una alegre, salada, pizpireta, rica, sabrosa, picantona, variada, y me haré su más devoto seguidor!
Ya les contaré si da resultado, o más bien, si cuela esta información ante mi dietista particular, severa e inflexible. Por el momento… voy al supermercado, que la nevera está triste.