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Linchar, linchamos todos

Sólo buscaba comida. Tenía hambre y sólo buscaba comida. Se escapó de un hospital de Liberia y salió a la calle a buscar algo que llevarse a la boca. Pero su estado le delató. Quizá fuera la altísima fiebre, que le hacía deambular mareado.

Opinión

Sólo buscaba comida. Tenía hambre y sólo buscaba comida. Se escapó de un hospital de Liberia y salió a la calle a buscar algo que llevarse a la boca. Pero su estado le delató. Quizá fuera la altísima fiebre, que le hacía deambular mareado.

Sólo buscaba comida. Tenía hambre y sólo buscaba comida. Se escapó de un hospital de Liberia y salió a la calle a buscar algo que llevarse a la boca. Pero su estado le delató. Quizá fuera la altísima fiebre, que le hacía deambular mareado. Quizá fueran las primeras llagas, que empezaban asomarle por la piel. O la sangre, que buscaba una salida fuera de su cuerpo por cualquier orificio. Tenía ébola, y había que huir de él. La multitud lo lincha, intenta golpearlo, herirlo para que se vaya lejos. Lo castiga por su atrevimiento. Él coge un palo y se defiende. Se viven momentos de pánico hasta que médicos y ejército, equipados con trajes de seguridad, logran reducirlo y tirarlo en la parte trasera de un precario camión. 

A lo lejos, en la parte superior derecha de la imagen, un hombre lo graba la escena con su teléfono móvil. Como si fuera un espectáculo de lo más divertido.

El brote de ébola ha desbordado a las autoridades y al sistema sanitario de los cinco países africanos afectados, provocando el pánico entre la población, que teme contagiarse con uno de los virus más mortíferos –y que provoca una muerte más cruel- del planeta.

Ese joven sólo tenía hambre. Y lo lincharon por estar enfermo. Fue un linchamiento físico, pero hay otros igual de crueles: los linchamientos psicológicos. No hace tanto tiempo en que alguien escondía el hecho de tener cáncer, como si fuera una enfermedad contagiosa. Incluso hoy muchos enfermos de VIH en el primer mundo –donde el virus se cronifica y no es mortal- esconden su condición por miedo a que les hagamos el vacío.

Ya ven. Linchar, linchamos todos.