Gimnastas en la red
Si a la vejez se junta el absoluto incumplimiento de la Ley de dependencia, la cosa ya se pone claramente jodida a los que se han dejado los riñones en el campo, cerrando el ciclo de lo que ha sido la vida tradicional que vemos desaparecer con absoluta inmutabilidad.
Si a la vejez se junta el absoluto incumplimiento de la Ley de dependencia, la cosa ya se pone claramente jodida a los que se han dejado los riñones en el campo, cerrando el ciclo de lo que ha sido la vida tradicional que vemos desaparecer con absoluta inmutabilidad.
Desde luego que ha cambiado el cuento: mientras los pueblos de este país están en vías de extinción, cerrando escuelas y centros de salud ante la escasez de niños y la abundancia de viejos, que poco importan a la administración; el mundo infantil y juvenil, básicamente urbano, se desliza por la conectividad de las tablets y smartphones con una destreza de gimnastas.
Si a la vejez se junta el absoluto incumplimiento de la Ley de dependencia, la cosa ya se pone claramente jodida a los que se han dejado los riñones en el campo, cerrando el ciclo de lo que ha sido la vida tradicional que vemos desaparecer con absoluta inmutabilidad.
Me parece muy fuerte que un tercio de los mayores de 65 años de este país con enfermedades crónicas viva solo, pero no tan extraño, porque son una raza de supervivientes que se han pasado la vida luchando, y prefieren su independencia mientras puedan sostenerse, que al fin y al cabo es lo que han aprendido en la vida.
Lo que me parece intolerable es el absoluto abandono al que se ven sometidos, sobre todo cuando no son a veces capaces de regular su pauta médica de la quinientas pastillas que se tienen que tomar…
Y mientras tanto los críos sin correr por ahí dando patadas. Viendo un mundo mágico a través de las pantallas que está muy cerca por ser táctil, pero muy lejos por ser solo para los que manejan el sarao de la pasta. Un mundo inalcanzable salvo en la realidad virtual, en la que el hambre física no existe, y en el que la inmensa mayoría son solo clientes, invitados a hacer más grande la cuenta corriente de los que fabrican los maravillosos dispositivos.