A ver si cuela

Después de cualquier consulta telefónica, en la que te hacen una encuesta para valorar “la satisfacción del cliente tras el servicio recibido” tendríamos que mandarlos a todos a ese paraíso llamado “tomar por el culo”

No hay peor tormento para cualquier ciudadano que intentar resolver un problema con su compañía de teléfonos, sea cual sea. Ocurre lo mismo con casi cualquier empresa o servicio, pero las telefonías se llevan la palma en cuanto al maltrato y el oscurantismo de sus operaciones, desde el momento en que empiezas a hablar con una máquina, que no siempre recoge la opción por la que el usuario está reclamando ayuda, y es así cómo en esa “conversación” se pueden prodigar las situaciones más rocambolescas.

Supongo que la desaparición de las oficinas en las que un usuario pueda reclamar o concertar el servicio telefónico en base a sus querencias, esconde no sólo el “ahorro” en puestos de trabajo para la compañía, si no el miedo a enfrentarse a la realidad del secular maltrato al cliente, que en un momento dado pueda acudir a la oficina con una recortada bajo la sobaquera y preparar un arreglo sangriento al más puro estilo siciliano.

Esto denota claramente la situación de abuso que tradicionalmente nos han regalado las grandes oligarquías a los ciudadanos, que escondidas bajo el blindaje de su poder empresarial o político, nos tratan como a marionetas o nos manipulan bajo el yugo de cortar “el suministro”.

Así de esta manera, nos van a convertir a los usuarios en seres inmortales: porque no va a haber huevos a palmarla, dado que si lo haces te van a estar cobrando sus tarifas en el más allá, o a tu familia en el “más acá”.

Pretender prolongar las deudas después de muerto es algo demostradamente ilegal, pero es algo que ellos intentan hacer sin ningún tipo de escrúpulo, a ver si cuela.

Es por ello que cuando después de cualquier consulta telefónica, en la que te hacen una encuesta para valorar “la satisfacción del cliente tras el servicio recibido” tendríamos que mandarlos a todos a ese paraíso llamado “tomar por el culo”