Friends
Era una serie fantástica. Situaciones divertidas, diálogos chispeantes, unos jóvenes en sus buenos y malos momentos, nada demasiado estrambótico. Se programaba al mediodía y yo comía a esa hora frente a una tele que entonces tenía en la cocina.
Era una serie fantástica. Situaciones divertidas, diálogos chispeantes, unos jóvenes en sus buenos y malos momentos, nada demasiado estrambótico. Se programaba al mediodía y yo comía a esa hora frente a una tele que entonces tenía en la cocina.
Era una serie fantástica. Situaciones divertidas, diálogos chispeantes, unos jóvenes en sus buenos y malos momentos, nada demasiado estrambótico. Se programaba al mediodía y yo comía a esa hora frente a una tele que entonces tenía en la cocina. Seguidamente ponían el programa “Lo Más Plus” con Máximo Pradera y Fernando Schwartz, un formato original en aquellos años, también divertido.
Ahora podría decir que no tengo ni tele ni cocina. Pero es broma. Broma al estilo Friends. Tengo la misma cocina pero las teles han ido desapareciendo de la casa. Sólo hay una. Y no sé si es demasiado. Está bien tener una pantalla, pero no para ver televisión precisamente… Entonces, en los noventa, nos hubiera parecido sencillamente increíble la posibilidad de que algo, llamado Internet, llegara a atraernos más que un televisor encendido. Éramos tecnológicamente sencillos, por decirlo en bruto. Del casete acabábamos de saltar al CD y por entonces, eso significaba que hasta, por lo menos, otros diez años no cambiaríamos de formato. Revoluciones las había, pero lentas.
Qué ilusos éramos ¿no? ¿Porqué nadie puede tener jamás ni una ligera idea de hacia dónde van las cosas? ¿Dónde se esconden esos listillos que seguro que están, ahora mismo, diseñando las tres o cuatro revoluciones del mundo de los próximos… dos años? ¿Porqué creemos que con el Iphone 6 ya estamos en lo más de lo más, mientras ellos tienen entre manos algo que seguro que nos va a volver locos dentro de…nada? Se nos ha adjudicado el papel de consumidores tecnológicos, aparentemente activos (manejamos internet, aplicaciones, la nube,..) e inteligentes y nos lo hemos creído. Tan listos que nada nos sorprenderá jamás.
Ay, el universo de Friends, tan lejano, tan cercano, aquellos chicos sin móviles ni internet, pero tan modernos, en su apartamento, en el café, siempre entretenidos conversando entre ellos. Qué maravilla, cuando se hablaba con los de al lado sin aparatitos en las manos.