Escupamos en su anillo
Conociendo el paño, me atrevo a especular con las semejanzas entre todos esos papitos convertidos en managers de estrellas del fútbol, niños grandes y mimados acostumbrados a obtener cuanto quieren con su llanto glorioso.
Conociendo el paño, me atrevo a especular con las semejanzas entre todos esos papitos convertidos en managers de estrellas del fútbol, niños grandes y mimados acostumbrados a obtener cuanto quieren con su llanto glorioso.
En fin. ¡Cómo somos los padres! ¡Por nuestros hijos lo que sea! Pero no hay que olvidar la mitología y sus relatos, como parábolas aleccionadoras de la realidad de la vida, y entre ellas la pintada por Goya en su “Saturno devorando a su hijo” (1819-1823), pues la figura era emblema alegórico del paso del tiempo, dado que Saturno se comía los hijos recién nacidos de su mujer, por temor a ser destronado por uno de ellos.
No sé si éste será el caso del papá de Neymar y/o del papi de Messi. Son los casos que han salido a la palestra. Conociendo el paño, me atrevo a especular con las semejanzas entre todos esos “papitos” convertidos en managers de estrellas del fútbol, niños grandes y mimados acostumbrados a obtener cuanto quieren con su llanto glorioso.
Pero éstos son “Saturnos inversos”. No se comen a sus hijos porque son quienes les convierten a ellos “en la sombra” en los verdaderos capos de esa mafia. De padres a “padrinos” en un golpe de talonario, limusinas y farlopa. Nada nuevo bajo el sol.
Es por eso que cuando nos enteramos del asunto de las “tarjetas opacas” empleadas por directivos y consejeros de Caja Madrid y Bankia durante al menos diez años —entre 2003 y 2012—, en las que los responsables cargaron a estas tarjetas no declaradas, y al margen de los gastos de representación, más de 15,5 millones de euros en gastos personales, nos damos cuenta de que los hijos devorados, somos nosotros, como siempre.
Mientras vendían preferentes a jubiletas ahorradores, con la alfombra roja del susurro en la oreja — …que sepas que esta información te la doy solo a ti, por la confianza de todos estos años…—, los capos se reían de todos los hijos que devoraban en sus fiestas berlusconianas. Escupamos en su anillo.