Multiplicación
Irán ha prohibido toda propaganda y márketing de preservativos en un esfuerzo por frenar la tendencia decreciente de su población y aumentar la tasa de natalidad del país.
Irán ha prohibido toda propaganda y márketing de preservativos en un esfuerzo por frenar la tendencia decreciente de su población y aumentar la tasa de natalidad del país.
Irán ha prohibido toda propaganda y márketing de preservativos en un esfuerzo por frenar la tendencia decreciente de su población y aumentar la tasa de natalidad del país.
Un Estado es mucho más que sus instituciones visibles (gobierno, parlamento, tribunales, burocracia) como creen los anarcoliberales y los marxistas degradados. Un Estado implica un territorio del que se apropia y en el que se encuentran bosques, ríos, minas, industrias y seres humanos, vivos y muertos. Un Estado necesita una población lo suficientemente robusta para mantener las capas de que se compone. Si un país pierde población por debajo del punto de máximo rendimiento de sus fuerzas productivas con respecto a sus posibilidades económicas, dependientes, pongamos, de sus propios recursos, habrá de recurrir al comercio o a la guerra con otro estado para procurarse los recursos que necesita. Lo mismo ocurre si un Estado ha de defenderse de otro que pretende arrebatarle sus recursos o imponer unas reglas comerciales abusivas o esquilmadoras.
Para todo ello se necesitan hombres, pues la despoblación, al igual que la superpoblación, hace peligrar el buen orden (eutaxia) y la recurrencia de la sociedad política, su existencia.
No sólo Irán, sino muchos países del primer mundo, como España, Corea del Sur, Japón, etc., hace tiempo que tienen unas tasas de natalidad por debajo del nivel de reposición, lo cual hace peligrar su posición futura.
Tener o no tener hijos puede parecer una cuestión estrictamente familiar, que sólo afecta a la pareja (algunos dirán que sólo a la madre), pero ésta es una interpretación típica del individualismo ingenuo que nos invade, como si esas parejas o esas madres vivieran en el limbo o en una burbuja. Pero ante la realidad de una posible desaparición o destrucción de esa sociedad política, sus reivindicaciones suenan a intolerable frivolidad.