El ébola ya está aquí

Llueve. Y llueve muy fuerte, nos acercamos a un diluvio universal. ¿Veis la foto? Ya están los paraguas listos para que los cojáis e intentéis desviar cada una de las gotas que caen sobre nuestras cabezas.

Llueve. Y llueve muy fuerte, nos acercamos a un diluvio universal. ¿Veis la foto? Ya están los paraguas listos para que los cojáis e intentéis desviar cada una de las gotas que caen sobre nuestras cabezas. Pero no son gotas de agua queridos. Son gotas de pánico en forma de ébola, gotas de palabrería política en forma de discursos vacíos e irracionales, en forma de muertes en Yemen, Ucrania, Irak, Turquía y Siria. Porque sí, aunque parece que ahora en el planeta solo existe el ébola en otras partes de mundo sigue habiendo (y probablemente más que nunca) coches bomba, atentados, incidentes, manifestaciones y guerras. El ébola ya llegó. Está aquí, en nuestras narices, entonces ahora sí toca preocuparse por él ¿Qué desde 1976 el ébola lleva causando miles de muertes en África? “Es África, aquí no llegará decíamos”.¡Já! Aquí lo tenemos. Este tema del ébola afianza (muy a mi pesar) una idea: somos egoístas por naturaleza. Ahora sí quiero saber todo sobre el ébola, riesgo de contagio, precauciones… todo, todo, todo. ¡Ojo! No digo que no tenga que ser un tema de primera línea y que debamos y queramos ser informados con la mayor claridad, veracidad y transparencia posible, por supuesto que sí. Pero siempre nos pasa igual, hasta que no nos toca en la puerta de casa no nos preocupamos. Luego está el tema de la frágil memoria humana. Las informaciones nos llegan y se desintegran al igual que una gota de agua cuando impacta con un paraguas. ¿Recodáis a James Foley? ¿A Alan Henning? ¿Os acordáis de los 3.660 fallecidos que deja ya el conflicto ucraniano?¿Sí? ¿No? Bueno, mejor ese tema lo dejamos para otro subjetivo.