THE OBJECTIVE
Cesar Cidraque Llovet

¿Sin filtros?

Percibimos la realidad a través de los sentidos ¿La percibimos entera o sólo una parte? Una parte ¿cierto? Cada uno tiene su propia realidad que parte de una misma realidad total ¿Entonces cuántas realidades hay? ¿Una o tantas como sujetos percibiéndola e interpretándola?

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Percibimos la realidad a través de los sentidos ¿La percibimos entera o sólo una parte? Una parte ¿cierto? Cada uno tiene su propia realidad que parte de una misma realidad total ¿Entonces cuántas realidades hay? ¿Una o tantas como sujetos percibiéndola e interpretándola?

Percibimos la realidad a través de los sentidos ¿La percibimos entera o sólo una parte? Una parte ¿cierto? Cada uno tiene su propia realidad que parte de una misma realidad total ¿Entonces cuántas realidades hay? ¿Una o tantas como sujetos percibiéndola e interpretándola?

Percibimos la realidad parcialmente. De forma automática y sin poder evitarlo la interpretamos a través del pensamiento consciente y subconsciente. La filtramos. Todo lo que recibimos a través de los sentidos queda condicionado por múltiples factores: genética, experiencias propias, educación recibida, cultura, personalidad, miedos, seguridades e inseguridades… Lo empalabramos todo a través del lenguaje que hemos creado, lo codificamos según una norma y unos límites pactados y subjetivos. Si nuestra mente está inevitablemente condicionada, ¿es objetiva o subjetiva? Subjetiva, ¿verdad? Y los pensamientos que de ella se desprenden ¿son totales o parciales? Parciales.

Tenemos por lo tanto pensamientos parciales fruto de una la mente condicionada que interpreta una realidad de la que sólo percibimos una parte. No parece algo demasiado fiable…cuanto menos parecería recomendable no otorgar a esos pensamientos el adjetivo de verdaderos. Pueden ser veraces, sí ¿Pero verdaderos? Puede que sí, puede que no. Ni lo sabemos al cien por cien ni tenemos herramientas para saberlo.

Si estamos de acuerdo en lo dicho hasta ahora, ¿por qué tomamos como verdades absolutas toda esa batería de pensamientos que tenemos a lo largo del día? ¿Por qué nos aferramos como si nos fuera la vida en ello a todos los juicios, etiquetas y autojuicios que brotan de nuestra mente parcial y subjetiva? ¿Por qué no concedemos y nos concedemos el beneficio de la duda? Aquel es un mentiroso y un corrupto, esa es una fresca y una sinvergüenza, mi novia es una paranoica, mi novio es un inútil que no ha dado un palo al agua, mi madre es una pesadilla. Soy mejor que los demás. Merezco más. Nunca lo conseguiré. Siempre me ocurre lo mismo. Me voy a quedar sólo para siempre. No caigo bien. Soy poco atractivo…

Nos envenenamos a nosotros mismos sólo por seguir creyendo que nuestros pensamientos son la verdad. La vida no está hecha para ser entendida, es un gran misterio. Está hecha para ser vivida, y vivir implica felicidad. Y sin embargo estamos tan preocupados por lo que ha pasado o se supone que ha de pasar y (mal) vivimos de forma tan frenética que nos hemos olvidado de lo más importante: cuidarnos los unos a los otros y ser felices. Pero estamos a tiempo.

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