THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

La Mirada

Michael Duff me ha hecho viajar en el tiempo con su imagen. He visto en estos cuatro rostros de sierraleoneses contagiados por el ébola los rostros de amigos a los que llevo en el corazón.

Opinión
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Michael Duff me ha hecho viajar en el tiempo con su imagen. He visto en estos cuatro rostros de sierraleoneses contagiados por el ébola los rostros de amigos a los que llevo en el corazón.

Michael Duff me ha hecho viajar en el tiempo con su imagen. He visto en estos cuatro rostros de sierraleoneses contagiados por el ébola los rostros de amigos a los que llevo en el corazón desde que pisé por vez primera ese país maravilloso. He cruzado la mirada con Saka y los demás a los que nos presentó Chema Caballero. Y como soy de los que aún creo en la mirada, y de los que cree que cuando se mira y se imagina se siente lo que se ve, he percibido en estos cuatro hombres el deseo de sanar ellos y los demás, la tristeza y el dolor, la alegría por confiar en un futuro mejor y el agradecimiento a quienes a cambio de nada les ayudan cada día.

El tacto no ve, el olfato dispara sentimientos, el sabor puede confundir, el oído reconforta, pero la mirada, ¡ay!, la mirada, la mirada habla, acaricia, alimenta y es mensajera del alma. Estos cuatro hombres representan a tantos cientos de miles que desde hace años padecen esta enfermedad maldita. Si en el confortable y puñetero primer mundo no hubiéramos esperado a que se contagiaran algunos de los nuestros para enterarnos, ya existiría remedio para el ébola. No voy a parar de decirlo, de denunciarlo. Mientras mataba a los nadie que valen menos que la bala que los mata o la vacuna que los cura, el ébola no era un problema. Ahora sí. Y a los enfermos que mueren por decenas de miles que los mantengan lejos, y que incluso mantengan lejos a quienes viajan hasta el corazón del dolor para tratar de sanarles, no vaya a ser que nos infecten en nuestro plácido y egoista universo.

Me quedo con las miradas para mantener la esperanza en que es posible un mundo mejor.Me quedo con las miradas de cuatro nadies. Me hacen sentirles cerca de mi corazón. Me hacen sentir que somos iguales. Me hacen desear que el ébola sea pronto una enfermedad más a la que todos podemos combatir con la seguridad de que podremos con ella. Soy un soñador. Sí. Y aún creo en la mirada.

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