THE OBJECTIVE
Nestor Barreira

Olemos a naftalina

Sigo las crónicas de Vicente y Miguel Romero, reporteros de El Mundo desde Kenema, en Sierra Leona. Cuentan cosas como que el miedo hace que los médicos desplazados allí sigan disciplinas rigurosas.

Opinión
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Sigo las crónicas de Vicente y Miguel Romero, reporteros de El Mundo desde Kenema, en Sierra Leona. Cuentan cosas como que el miedo hace que los médicos desplazados allí sigan disciplinas rigurosas.

Me desayuno con que Obama no nos ha hecho partícipes de su multi videoconferencia con los aliados. ¡Mecachis!. El jefe americano no nos ha llamado a su despacho y nos sentimos pequeños e insignificantes. Llevamos todo el día pensando que algo habremos hecho mal para que Obama nos ignore. Y sí. Algo estamos haciendo mal. Mirarnos al ombligo.

Sigo las crónicas de Vicente y Miguel Romero, reporteros de El Mundo desde Kenema, en Sierra Leona. Cuentan cosas como que el miedo hace que los médicos desplazados allí sigan disciplinas rigurosas. Desinfectarse “es un ritual obsesivo” y los “protocolos son exagerados”. Y lo más alucinante: “la muerte de pacientes afectados por el ébola nunca representa un fracaso” para el equipo médico. Lógico, están salvándolos con lo poco que tienen. Prácticamente sin medicamentos ni gente de apoyo. Nadie manda a nadie ni nada. ¿Qué les puedes exigir? Aunque logres salvar a uno entre cien ya es una gran victoria. Y están en permanente alerta.

Nosotros seguimos preocupados por Excálibur y por la “no llamada” de Obama. Según las OMS estamos cerca de los 9 mil infectados en todo el mundo. Principalmente en Liberia y Sierra Leona. Con trabajadores a los que se les paga menos de 100 dólares por recoger una media de 20 cadáveres diarios de las calles. Los nuevos apestados del siglo XXI mueren literalmente tirados en el asfalto pero eso tampoco es una novedad, ¿verdad?

Los enfermeros africanos describen la situación como una “situación real de guerra” y el Primer Ministro de Liberia dice que el Ébola “amenaza la existencia nacional” de este país. Vamos, que van camino del exterminio. Lo que no hizo una cruenta guerra civil lo hará un pequeño virus y la ineptitud de la Humanidad en su conjunto.

Según Vicente Romero en la zona cero de Sierra Leona un penetrante olor a cloro y a clorina se cuela en tu cuerpo hasta llegar a lo más profundo de tu nariz. Aquí, en nuestro mundo occidental, no nos hemos quitado aún el olor a naftalina.

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