Halloween es español

Tiene narices que digamos que hemos adoptado la fiesta de Halloween de los americanos, lo de disfrazarse y llamar a las puertas de la gente para dar sustos; eso se ha hecho en España toda la puta vida.

Tiene narices que digamos que hemos adoptado la fiesta de Halloween de los americanos, lo de disfrazarse y llamar a las puertas de la gente para dar sustos; eso se ha hecho en España toda la puta vida y, si no, hagamos memoria: ¿acaso nunca os llamó al timbre un tío disfrazado de lechuga para decir que os ha sacado una foto con su radar? ¿O una pareja de tíos disfrazados de informáticos años 80 intentando que te unas a su secta? O peor aún, ¿tu pareja disfrazada de médico/enfermera mientras estás tirándote a otra persona? Pues eso, Halloween se lleva celebrando en España desde siempre.

Pero no es lo único que adoptamos de los extranjeros y hacemos como que es nuevo; quien haya probado el jengibre que sirven con el sushi habrá reconocido el sabor de la colonia que nos ponían de pequeños o los que hayan recibido el famoso mail del nigeriano que te pide dinero lo habrán relacionado con el modus operandi de nuestros políticos. Los españoles tenemos la manía de pensar que todo lo que viene de fuera es nuevo y mucho mejor que lo nuestro y eso sólo ocurre con la educación, la honestidad y el cine. Basta ya.

Así que desde aquí quiero que reivindiquemos lo español con ahínco; los muffins son las magdalenas gordas de la abuela; los cupcakes, las magdalenas gordas de la abuela resecas; los psicoanalistas, los camareros de tu bar de siempre y cuando llegó el término groupie a España, Penélope Cruz hacía años que ya era famosa. Además miramos a la Merkel alucinados porque una mujer manda en Europa como si las madres no hubieran llevado siempre los pantalones en casa.

¿Queréis más pruebas? Los fans de Jaime Lannister (Juego de Tronos) que busquen el accidente que tuvo Juan Carlos I de joven con una pistola y su hermano. Y es que, en España, está casi todo inventado.