En el limbo
Vivir en una diminuta mota de polvo que flota en un espacio infinito llamado Universo no es fácil. Querer visitarlo es absurdo. E intentar comprenderlo imposible. Nuestras herramientas no funcionan ahí fuera y de nada nos servirán terapeutas y apoyo, porque hemos sido, somos y seremos siempre incapaces de entender el alcance del agujero en el que andamos metidos.
Vivir en una diminuta mota de polvo que flota en un espacio infinito llamado Universo no es fácil. Querer visitarlo es absurdo. E intentar comprenderlo imposible. Nuestras herramientas no funcionan ahí fuera y de nada nos servirán terapeutas y apoyo, porque hemos sido, somos y seremos siempre incapaces de entender el alcance del agujero en el que andamos metidos.
La NASA se ha inventado un software para disminuir el estrés y las posibles depresiones del viajero galáctico. Salirse del mundo genera ansiedad y ahora unas gafas de realidad virtual llamadas Oculus Rift harán la funciones de terapeuta espacial en mitad del vacío. Se entiende. Veo a este astronauta flotando en la nada y me invaden un mareo y un vértigo que apenas entiendo. Es solo una imagen.
Este señor atrapado en un zulo con forma de traje tenía el sueño suicida de salir de la atmósfera y visitar el límite de lo visitable por esta especie nuestra tan curiosa. Y ya lo ha cumplido. Pero si cumplir un sueño terrestre ya acarrea sudores de manos, temblores de cuerpo y nieblas mentales, el sueño del astronauta incorpora en el suyo el sinsentido de todos los otros. Porque tras su brillante cabeza de cristal vemos un planeta azul a su espalda, pero imaginar lo que tiene delante, debajo y al lado es demasiado inquietante.
Vivir en una diminuta mota de polvo que flota en un espacio infinito llamado Universo no es fácil. Querer visitarlo es absurdo. E intentar comprenderlo imposible. Nuestras herramientas no funcionan ahí fuera y de nada nos servirán terapeutas y apoyo, porque hemos sido, somos y seremos siempre incapaces de entender el alcance del agujero en el que andamos metidos.