El poder del Whatsapp

Soy pro-Whatsapp. Para mí uno de los mejores inventos del siglo XXI. Escribir mensajes, pasar fotos o audios gratis e inmediatos facilita extraordinariamente las comunicaciones.

El Whatsapp ha ascendido el concepto de comunicación tecnológica a la enésima potencia. Rapidez, instantaneidad y actualidad de manera gratuita.

Soy pro-Whatsapp. Para mí uno de los mejores inventos del siglo XXI. Escribir mensajes, pasar fotos o audios gratis e inmediatos facilita extraordinariamente las comunicaciones. Pero también es un arma de doble filo. La comunicación del cara a cara, la real, la sentimental se pierde a marchas forzadas. Observar a una persona y saber que está pensando o aquella mirada cómplice en la que no decís nada pero os entendéis a la perfección, están en peligro de extinción.

– “Su última conexión es de hace un minuto, se ha conectado y no me ha respondido”.

– “Joder, está en línea y no me contesta”

Para evitar tanto control y preservar un poco la intimidad (aunque dudo que quede mucho de eso) primero iOS y luego Android insertaron la posibilidad de que ninguno de nuestros contactos pudiera ver nuestra última conexión. Pero ahora han llegado los clicks azules que nos indican si nuestro destinatario ha leído el mensaje. Ya sí que no hay escapatoria. Nuestros contactos sabrán si hemos leído su mensaje y lo que es peor, sabrán si nos interesa tan poco que ni nos hemos molestado en contestar porque hemos decidido priorizar otras cosas en la vida antes que teclear con el móvil.

Ahora que se acerca la Navidad, el Whatsapp quedará invadido por felicitaciones navideñas y post de resúmenes del año. Aviso para mis seres queridos: sigo siendo de carta, la tradicional, la que se escribe con puño y letra. La del mágico olor a papel.