La guerra que no se declaró

Las guerras empiezan o se enconan muchas veces por algún incidente aleatorio, que parece menor, pero queda sin resolver. Este es el caso del avión civil MH17, derribado sobre Ucrania por no se sabe quién y para qué.

Las guerras empiezan o se enconan muchas veces por algún incidente aleatorio, que parece menor, pero queda sin resolver. Este es el caso del avión civil MH17, derribado sobre Ucrania por no se sabe quién y para qué. Tampoco parece haber muchos sospechosos. Todo hace pensar que solo la tecnología rusa fue capaz de tal atrocidad.

El conflicto de Ucrania sigue sin resolverse. Representa una pobre nación asolada tantas veces en la Historia por las hordas del Este o del Oeste. La actual fricción nos indica que la “guerra fría” revive, no ha sido superada del todo. Los dirigentes rusos seguramente añoran los viejos sueños imperiales, más cercanamente soviéticos. El gran error estratégico de Occidente ha sido el de no dar un paso más y hacer que Rusia se integre en la Unión Europea. La indecisión ha significado cerrar en falso la “guerra fría”.

En los últimos tiempos las guerras no se declaran y, por tanto, no se terminan del todo. Esta de Ucrania es una de ellas, con la particularidad de que el país se dibuja como una “tierra de nadie” entre el Este y el Oeste. Existe una curiosa ley geopolítica. Así como las ciudades suelen crecer más bien hacia el Oeste, los Estados tienden a expandirse en la misma dirección. Fascina a los hombres hacerse con las tierras por donde se pone el Sol.

La “guerra fría” dejará de reavivar los rescoldos cuando se asegure el funcionamiento de una verdadera liga de los Estados democráticos del mundo. La ONU representa solo un remedo de tal empeño. En ella poseen derecho de veto ?dudoso gesto democrático? dos grandes Estados: China y Rusia. Es claro que no son precisamente modelos de democracias.