La superficialidad viaja en tacones
Resulta irónico pensar que desde pequeños nos inculcan que estudiar, ser educado, ser amable y sonreír, nos abrirá muchas puertas a la hora de entablar relaciones personales y laborales. Pero ahora no basta solo con eso.
Resulta irónico pensar que desde pequeños nos inculcan que estudiar, ser educado, ser amable y sonreír, nos abrirá muchas puertas a la hora de entablar relaciones personales y laborales. Pero ahora no basta solo con eso.
Llevar tacones va a convertirse en algo de primera necesidad para las mujeres. Es el resultado de un estudio de la universidad francesa de Bretagne-Sud, en el que Nicolas Guéguen analiza como los hombres son más amables y voluntariosos con las mujeres que llevan tacones.
Resulta irónico pensar que desde pequeños nos inculcan que estudiar, ser educado, ser amable y sonreír, nos abrirá muchas puertas a la hora de entablar relaciones personales y laborales. Pero ahora no basta solo con eso. Da igual lo simpática o borde que seas, lo que importa es que lleves tacones. Sí, amigas, tacones. Se ve, por lo visto, que si se te cae algo por la calle los hombres tienden a ayudar más a mujeres que llevan tacones que aquellas que optan por un zapato plano. Es cierto que estilizan, pero no creo que debamos depender de ellos hasta el punto en el que si no los llevamos, los hombres no serán caballerosos con nosotras. “La altura del tacón de una mujer produce un poderoso efecto en el comportamiento de los hombres”, afirma Guéguen.
Otro descubrimiento curioso de este estudio, es que las mujeres entre nosotras, tendemos a ser más puñeteras. Ya sea por envidia o por falta de educación, las mujeres ayudamos más a aquellas que no llevan tacones. ¿Podemos ser, tanto hombres como mujeres, más superficiales? Es complicado. Fijarnos en el número de centímetros que separan la planta del pie del suelo es una estupidez, sobre todo si lo que está en juego es ser amable.