Monzón de invierno
La costa este de Asia se está congelando. Hacía varios años que el monzón de invierno no soplaba aires tan fríos en esta época del año, para que incluso en un isla como Taiwán, de clima subtropical, se dispare la venta de hornillos, parches de calor e incluso plantillas de calor para los zapatos.
La costa este de Asia se está congelando. Hacía varios años que el monzón de invierno no soplaba aires tan fríos en esta época del año, para que incluso en un isla como Taiwán, de clima subtropical, se dispare la venta de hornillos, parches de calor e incluso plantillas de calor para los zapatos.
La costa este de Asia se está congelando. Hacía varios años que el monzón de invierno no soplaba aires tan fríos en esta época del año, para que incluso en un isla como Taiwán, de clima subtropical, se dispare la venta de hornillos, parches de calor e incluso plantillas de calor para los zapatos. En estos días, Taipéi, esa ciudad que 8 meses al año es una paellera, se ven más bufandas, abrigos y gorros de lana que en el Planeta Hoth de El Imperio contraataca.
Las mujeres de Lianyungang, en la provincia de Jiangsu, China, salen a la calle en sus bicicletas eléctricas con unos aparatosos guantes para que las manos no se les queden pegadas al manillar. El frío es muy intenso en China continental, y no todo el mundo tiene calefacción central en sus casas.
Viví dos años en Pekín, donde en el invierno la temperatura baja hasta los 15 grados bajo cero y los paseantes son auténticos muñecos de lana. Uno lleva tanta ropa encima que apenas se adivina que lo que hay debajo es un hombre. En esta época predominan las sopas y el vaso de agua caliente que una camarera te ofrece en el restaurante mientras esperas por tu Tres Delicias de la Tierra, Brócoli con Ajo y un humeante cuenco de arroz.
El año pasado, en diciembre, las gentes de Taipéi aún se atrevían a salir con chanclas a la calle para comprar el periódico en el 7-Eleven. Este año, por el contrario, salir a la calle tras regresar del trabajo parece un plan concebido por un loco.
Este año sí tenemos monzón de invierno. De los de verdad, con árboles desnudos, hojas rojas y anciano en la calle vendiendo suculentas castañas asadas. Que no se acabe nunca.