El mundo está serio desde ese día
El mundo está así, entre disparos, viñetas, maquetas, dibujos y tecleos. El mundo está tan serio, que no sabe si volverás a la redacción.
El mundo está así, entre disparos, viñetas, maquetas, dibujos y tecleos. El mundo está tan serio, que no sabe si volverás a la redacción.
Ese día estaba en un pueblo de la frontera con Ecuador cuando escuché la noticia. Ese día, mientras cubría una protesta de campesinos-mineros informales, no dejé de pensar en los disparos a esa redacción francesa, tan lejos de aquí.
Acá en Perú marcaba el reloj las 9 de la mañana, mientras que en Europa serían ya las 2 o 3 de la tarde. Salí corriendo de la redacción sin pensar en lo que ello suponía para el Periodismo o para la política. Salí corriendo, ese día.
Ese día, sentado en un bar fronterizo, mientras maquetaba mi reportaje sobre unos mineros informales [quienes aún reclaman desde el campamento de extracción], imaginaba cada paso de los verdugos. Sí, de aquellos verdugos de negro, quienes jodieron el día de varios, pues la reflexión se alargaría hasta hoy en que escribo estas líneas ya casi a la medianoche, cuando los demás periodistas de cierre se han largado. Solo quedan encendidos los televisores, que una y otra vez emiten esas secuencias letales…y esa mirada del pobre hombre tirado en el suelo.
Este día pienso en ese día. Un amigo me compartió una frase: “se ha puesto tan serio el mundo, que el humor es una profesión de riesgo”. Y morí más, no porque las portadas y las redacciones de todo el mundo se solidarizaban con los fallecidos, sino porque entendí que yo también puedo morir al cubrir un ambiente de informalidad, contrabando, sicariato o narcotráfico.
El mundo está así, entre disparos, viñetas, maquetas, dibujos y tecleos. El mundo está tan serio, que no sabe si volverás a la redacción.