Tout est pardonné

Perdonar cuesta mucho. Perdonar y olvidar cuesta más. Olvidar y perdonar cuesta muchísimo más, pero ese es el orden correcto, porque si olvidas, no te queda nada para perdonar

La edición de esta semana de Charie Hebdo, dispuesta para salir a la calle.

Mi primera impresión es negativa. Solo veo la caricatura de Mahoma y pienso que mejor no ofender. No digo mejor no ofender porque unos salvajes te pueden asesinar. Digo simplemente que mejor no ofender.

He visto otras portadas de la revista. Alguna me ha ofendido a mí. Me ha dolido que se metiera con la Virgen María, por ejemplo.

Me fijo más y veo que Mahoma lleva el letrero “Je suis Charlie”. Me parece bien. Pienso que eso quiere decir que los musulmanes decentes piden perdón por lo que han hecho otros que no les representan.

Me gusta el subtítulo: “Tout est pardonné”. Entiendo que Charlie Hebdo contesta la petición y perdona a los asesinos. Perdonar cuesta mucho. Perdonar y olvidar cuesta más. Olvidar y perdonar cuesta muchísimo más, pero ese es el orden correcto, porque si olvidas, no te queda nada para perdonar.

En mi análisis de la portada, quizá me he pasado y he sacado unas conclusiones que solo son fruto de mis elucubraciones calenturientas. Pero me quedo más tranquilo. Porque si unos piden perdón y otros perdonan, estamos en el buen camino.

Ahora creo que el nuevo Comité de Dirección del semanario tiene que definir exactamente qué es libertad de expresión, porque he visto algunas portadas y pienso que eso no es libertad de expresión, sino insulto.

Que lo definan, no por miedo, sino por respeto. Ser libre y respetar es una exigencia de la convivencia. Y cada vez más, los europeos tenemos que convivir con personas muy distintas de nosotros, que se han educado de un modo distinto y que tienen distintas convicciones y distinto modo de actuar.

Este trabajo que tiene que hacer, a mi juicio, el Comité de Dirección de Charlie Hebdo es difícil y hay que hacerlo con serenidad porque cuando sucede algo tan espantoso como lo del otro día en París, lo que te sale de dentro es entablar la lucha a portadas.

Y eso no conduce a nada.

A nada bueno, quiero decir.